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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El neopobrismo es una mala respuesta al neoliberalismo

Por Dr. Noel Breard

Especial

Para El Litoral

 

En el marco por los 75 años de Clarín, en una charla, el expresidente español Felipe González dejó varios conceptos y preocupaciones, criticó a Trump, Maduro y Bolsonaro. El artículo adjuntado refleja una dura realidad mundial, geopolítica, económica y social.

Al Presidente de los EE. UU. lo critica por sus ideas e impericia, que le hace cuestionar y poner en retirada gradual de la hegemonía mundial, y persistente de errores en beneficio de China y si es reelecto puede cumplir su obra (se está cumpliendo con la profecía que establece el libro “auge y caídas de las grandes potencias” de Paul Kennedy).

A Bolsonaro critica su oportunismo y ceguera ideológica, sin proyecto de país y a Maduro haber convertido un país en un Estado fallido, con ausencia del Estado de Derecho, sin legitimidad de origen y procedimiento.

Destaca la respuesta Europea continental (UE) en el marco de la pandemia para paliar y defender el trabajo europeo y las empresas. La Unión Europea financia a tasa cero y maneja un fondo especial de 750.000 millones de euros para cumplir sus fines (lo compara con América Latina, afirmando que está en su peor momento, sin solidaridad, empobrecida y sin cohesión).

Plantea también una falsa polarización ideológica ante el neoliberalismo hegemónico, una respuesta equivocada “el neopobrismo”. Me recuerda a lo que alguna vez dijo el Papa Juan Pablo II “el comunismo fue derrotado, fue una mala respuesta”, pero la pregunta sigue subsistente, traspolando podemos decir que el neopobrismo es una muy mala respuesta al neoliberalismo, a este “mal” tenemos que encontrarle una idea superadora.

La social democracia fue una oportunidad de ideas, pero terminó intoxicada por las corporaciones y sus dirigentes se convirtieron en anestesistas del ajuste y todas las contraindicaciones por las que siempre se luchó, lo que llevó a la crisis de los partidos políticos, de ideas y que aparezcan populismos de derecha y de izquierda con aventuras que ponen el peligro el Estado de Derecho.

Estas reflexiones provocadas por la charla de Felipe González, un dirigente inteligente y democrático, generan la necesidad de “tirar un ancla sagrada”, defender el Estado de Derecho, el gobierno de la ley.

También quiero recordar a otro Papa, Benedicto XVI, cuando visitó el Parlamento Alemán en 2011 en Berlín y dio su mensaje recordando las víctimas del Holocausto y genocidio nazi, citando a San Agustín dijo una frase célebre a los diputados: “La Biblia quiere indicarnos lo que en definitiva debe ser importante para un político. Su criterio último, y la motivación para su trabajo como político, no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material. La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz. El éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. ‘Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una gran banda de bandidos?’”, dijo en cierta ocasión San Agustín. Benedicto fundamenta el Derecho y el Estado como pieza estratégica de una sociedad. El Estado de Derecho no es opcional o un artículo de lujo, es esencial a una vida de convivencia democrática.

El actual Papa Francisco también es muy claro con su liderazgo espiritual mundial, ya que denuncia la concentración de la riqueza por el capitalismo financiero mundial en el 1% de los ricos, generando exclusión social e invisibilidad social.

Es interesante repensar el famoso debate de Hans Kelsen y Karl Schmitt en el año 1931, en las preliminares de ganar el poder el nazismo en Europa fue el debate del decisionismo, versus el gobierno de las leyes, quien decide es la última palabra, el guardián de la constitución. Muchos populistas en la europa del siglo XXI se inspiran en Karl Schmitt, aduciendo que es más importante la mayoría que el respeto a la ley y la diferencia sustancial es que las dos van juntas.

Todo esto nos lleva al desafío de defender el Estado de Derecho, el gobierno de las leyes.

El liberalismo y el neopobrismo producen pobres por decisión política y no por decisión individual, esta es la mala política.

Debemos construir ideas funcionales al interés general, a la Nación y como dijo el Dr Raúl Alfonsín “libertad con igualdad”.

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