Asociación local apuesta a la inserción laboral de personas con síndrome de Down

Se conmemoró ayer el Día Mundial del Síndrome de Down. Como cada 21 de marzo, es una jornada de concientización sobre la importancia de la integración social y el derecho a la igualdad de oportunidades.

El Litoral dialogó con Sandra Lascurain, presidenta de Ángeles de mi Tierra, asociación civil local que nuclea a familias con hijos e hijas con Síndrome de Down, acompañando la integración escolar y organizando actividades deportivas y recreativas hace ya 10 años.

Lascurain explicó las consecuencias del advenimiento de la pandemia en Ángeles de mi Tierra: “Nos pegó fuerte y tuvimos que dejar nuestra sede. Al no tener presencialidad, los papas dejaron de pagar la cuota con la que se sostenía el alquiler. Antes de entrar en deudas, dejamos la casa”, lamentó.

Sin embargo, Lascurain indicó que los jóvenes con síndrome de Down vinculados con la asociación sorprendieron con su adaptación a las clases virtuales: “Los chicos respondieron increíblemente. Como papás nos complicamos más la vida entre las diferentes plataformas, pero estas generaciones vienen ahora ya con el chip de la tecnología”, reconoció.

Relató que los jóvenes que se encuentran escolarizados siguieron con las maestras y sus grupos, de forma totalmente virtual y ahora están asistiendo a la Escuela Nº 6 de Adolescentes y Adultos, ubicada en calle República del Líbano 340 de esta Capital.

Para asistirlos, la Asociación cuenta con tres maestras y una acompañante terapéutica, que organiza a los jóvenes en tres grupos.

Uno de ellos es el que transita por la escolaridad primaria y está compuesto por siete jóvenes. Lascurain comentó que “en agosto harán un examen si pueden seguir avanzando en el grado”.

Otro grupo se encuentra danto los primeros pasos en la lectoescritura y los cálculos numéricos. Mientras que el tercero, compuesto por los que terminaron la primaria, son acompañados por la asociación para lograr su inserción laboral.

Entre ellos, se encuentra Rosario, de 26 años, que asiste a otros jóvenes con discapacidad intelectual en su proceso de alfabetización. Lascurain relata que los estudiantes se refieren a ella como “seño”.

Otra actividad que encara la asociación es un equipo de básquet, que estuvo frenado durante el 2020 por la pandemia del coronavirus. 

Hace unas semanas atrás, retomaron el deporte en el Club Alvear, pero la intención se vio truncada porque ahora ese espacio se utiliza como vacunatorio anticovid para mayores de 65 años que requieran la segunda dosis.

“De igual manera nos mantuvimos firmes en el objetivo de mantener el espacio de actividad física y socialización, tan importante para ellos, así que por el momento lo hacemos en el parque Mitre”, explicó Lascurain.

Se reúnen tres veces a la semana, por las tardes, en dos grupos distintos para respetar el protocolo de evitar que haya más de 10 personas reunidas.

“El reencuentro los llenó de adrenalina y los movilizó. Es fundamental mantener el espacio de socialización. Es inmensa la alegría que les dio volver a compartir momentos con sus pares”, reconoció Lascurain.

La presidenta de Ángeles de mi Tierra reconoció que por el momento “no tenemos chicos jóvenes que se puedan incluir en escuelas comunes, de día. Pero deseamos que haya mayor integración en los colegios”.

Además, señaló que el acompañamiento que la familia brinda a sus hijos con discapacidad intelectual hace la diferencia: “Si el trabajo que se realiza en las instituciones que los acompañan no se continúa en la casa, sino se hace con responsabilidad, no hay manera de que se salga adelante”.

   (IRB)