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/Ellitoral.com.ar/ Vivir Bien

¿Cómo dejar de ser víctima?

Todos nosotros, en algún momento, hemos sufrido una desilusión. Hay personas que tienen la idea mágica que dice: “Si yo soy una buena persona, si ayudo a todo el mundo, si colaboro cuando puedo, todo el mundo me va a amar”. Pero, tarde o temprano, descubren (con mucho dolor) que tal pensamiento no es siempre verdad. 

Por Bernardo Stamateas

Colaboración especial

Cuando esto sucede, algunos incluso caen en una tristeza o melancolía profunda y expresan: “Mirá lo que me hizo, me falló, yo no esperaba esto de él o ella”. El error consiste en asumir un rol pasivo que significa que el otro es el que tiene que hacer algo: “Vos tenés que pedirme perdón, yo no”. Este rol pasivo nos ubica en el lugar de víctimas, lo cual es una actitud tóxica que nos mantiene dependiendo de los demás.

Lo cierto es que siempre nosotros podemos hacer algo, pues la vida nos ofrece múltiples posibilidades. Pero para que esto ocurra, necesitamos pararnos en la acción y preguntarnos. “¿Qué puedo hacer?”. Un pequeño cambio es como una bola de nieve que, una vez soltada desde la cima de la montaña, es capaz de crecer y producir grandes cambios. 

La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es el prefijo “extra”. Son solo cinco letras, pero “lo mínimo suele ser lo máximo”. Esa pequeña modificación en tu vida, que parece insignificante, te puede sacar de lo ordinario y llevarte a lo extraordinario. En cada situación, en especial en las negativas, preguntate: “¿Qué puedo hacer? Por ejemplo: “Está lloviendo, ¿qué puedo hacer? Ciertamente no puedo parar la lluvia, pero puedo elegir si me quedo en casa o si salgo con paraguas”.

Recordá: siempre hay algo que podemos hacer, sean las circunstancias que sean. 

Por eso, te comparto este principio que les ha resultado útil a muchas personas: hacer un poquito más de aquello que me hace bien. ¿Qué cosas te hacen bien? Tal vez hablar con un amigo o una amiga. Si solés hablar por 10 minutos, hacelo por 15 minutos. O tal vez escuchar música. Si escuchás 20 minutos por día, extenderlo a 25 minutos diarios. 

Un poquito más de lo que nos trae bienestar y, por supuesto, un poquito menos de lo que nos hace sentir mal. ¿Qué cosas tiene un efecto negativo en vos? Quizás hablar con tu jefe o tu jefa. Entonces reducí el tiempo de charla con esa persona. O quizás mirar el noticiero. Si mirás una hora por día, mirá solo media hora (o mejor aún: ¡no mirés las noticias!).

Esta simple actitud puede marcar una diferencia, a la hora de dejar de ser víctimas de los demás. Y, sobre todo, recordemos movernos del lugar pasivo para asumir un rol activo que nos empodere y nos haga obtener resultados extraordinarios.

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Adolescentes

“Unidos por los adolescentes en covid-19 y más allá”. Con un título que pareciera parafrasear la icónica frase de uno de los personajes de la saga de Pixar Toy Story “hasta el infinito y más allá”, un grupo de expertos entre los que se encuentran la Alianza para la Salud Materna, Neonatal e Infantil, la Organización Mundial de la Salud (OMS), las Naciones Unidas, organizaciones dirigidas por jóvenes y representantes gubernamentales de países de África, América, Asia y Europa, manifestaron su preocupación por el futuro de los adolescentes en la pospandemia.

En una carta abierta publicada por The BMJ, los líderes advirtieron que 1.200 millones de personas de 10 a 19 años en todo el mundo “corren el riesgo de heredar un mundo arruinado por el cambio climático y marcado por el covid-19”. Y, si bien esa franja etaria se encuentra “a salvo” de los efectos directos más graves de la enfermedad, la carta sostiene que las consecuencias indirectas sobre su bienestar son “devastadoras”.

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