Dr. Jorge Gorodner (*)
Especial para El Litoral
n La pobreza y el hambre son elementos concurrentes de alta significación para la prevalencia de las enfermedades emergentes, debiendo considerarse además otros factores como la ignorancia, indigencia, falencias sanitarias y cambios ambientales con calentamiento global, para encontrarnos ante un problema de compleja solución.
La desnutrición es un indicador de la magnitud del problema. Inicialmente por mala nutrición los niños tienen pérdida de peso con riesgo alto de padecer infectopatías. En la etapa de crecimiento requieren altas necesidades de energía y proteínas. Y tardíamente, de no tenerlas, se manifiesta déficit en la talla y retardo del desarrollo intelectual, lo que marca su desarrollo futuro. El peso para la edad mide la desnutrición global. La talla para la edad indica desnutrición crónica y el peso para la talla, desnutrición aguda. Las consecuencias son, escaso desarrollo muscular, disminución del coeficiente intelectual, enfermedades infecciosas en la niñez y mayor riesgo de enfermedades crónicas en la edad adulta.
La desnutrición en su mayoría es consecuencia de la pobreza y esta es causa de desnutrición. Los niños más vulnerables tienen alto riesgo de morir por diarrea, neumonía y enfermedades emergentes. La mayoría de los niños carenciados son desnutridos. El futuro de los mismos en la adultez guarda relación con la desnutrición a edad temprana y el posterior desarrollo de enfermedades crónicas, como las enfermedades coronarias, diabetes e hipertensión arterial. Serán adultos con limitadas capacidades físicas e intelectuales.
En el mundo 820 millones de niños padecen hambre y mueren anualmente 3 millones de menores de 5 años (Unicef), encontrándose el 80% en 20 países. En Argentina en el segundo semestre del 2022, un 39,2% de la población se encontraba bajo la línea de pobreza, alcanzando al 29,6% de los hogares. (Indec) (Perfil. consultado el 3/8/2023). El 15,5% de niños y adolescentes padecen inseguridad alimentaria y 2 millones de niños sufren hambre (Médicos sin fronteras. Consultado el 3/8/2023). La tasa de mortalidad infantil en menores de 5 años de edad presenta una prevalencia del 0,4%. La situación se presenta en mayor medida en comunidades de pueblos originarios (Fundación Pato Pinta. - Noticias. Consultado 1/8/2023). Las regiones más castigadas del país son el nordeste, noroeste y el segundo cordón del conurbano bonaerense
Uno de los factores importantes que inciden sobre las enfermedades emergentes y la desnutrición son la insuficiencia de servicios sanitarios básicos, como agua potable y cloacas. Otro factor es el bajo nivel de instrucción materna. El 10% comprende a las madres argentinas y las del nordeste del país constituyen el 30%.
Tiene gravitación la relación salud y ambiente. Los cambios climáticos ejercen influencia sobre la salud, particularmente en los sistemas ecológicos y sociales vulnerables produciendo cambios en la situación epidemiológica de las enfermedades emergentes. El aumento de la temperatura, los regímenes pluviométricos variables y los cambios climáticos, modifican el ámbito geográfico con influencia en la conducta de importantes agentes vectores y/o transmisores de patologías infecciosas.
El cambio climático con el calentamiento global y el insuficiente suministro de alimentos ocasionan efectos negativos sobre la nutrición y la salud, particularmente en los pobres de ciertas regiones del mundo, incrementando el número de desnutridos principalmente en las áreas subtropicales y tropicales. El calentamiento global aumenta la frecuencia y magnitud de las inundaciones y las sequías, incidiendo en la escasez de alimentos e incrementando la vulnerabilidad del hombre frente a las enfermedades emergentes.
A medida que el globo terráqueo se recalienta las patologías transmitidas por mosquitos, generan preocupación por su rápida proliferación, dispersión y agresividad. A ello debe agregarse la acción del hombre alterando el ecosistema con obras de magnitud, sin tener en cuenta la implementación de medidas de protección del medio ambiente.
Los países subdesarrollados son los más vulnerables a los cambios climáticos y a las enfermedades emergentes, debido principalmente a falencias en la aplicación de medidas sanitarias. Los productos de dichas alteraciones pueden trasladarse espacialmente con el riesgo consiguiente para los habitantes. Es aceptado que todos los ecosistemas del mundo están interconectados. Para ello deben priorizarse los valores sociales que incluye vivienda digna y alimentación suficiente en calidad y cantidad; educativos; sanitarios; ambientales, y todo otro eslabón participante en el complejo que determinan las enfermedades emergentes.
La situación planteada debe ser revertida mediante un desarrollo sostenido de la educación, bienestar social, incluyendo una equilibrada nutrición, y proyectos sanitarios tendientes a brindar solución a los problemas de las enfermedades emergentes para beneficio de la comunidad y las generaciones futuras.
BIBLIOGRAFÍA
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(*) Médico y doctor en Medicina (UBA). Diplomado en Medicina Tropical (USP-Brasil). Profesor honorario de Medicina (UBA). Exprofesor titular de Infectología (Unne). Miembro de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires. Miembro del Tribunal de Honor de la Asociación Médica Argentina. Excoordinador nacional de Zoonosis y secretario del Comité Coordinador del Centro Panamericano de Zoonosis (OPS/OMS). Exdirector investigador del Instituto de Medicina Regional (Unne). Exdirector de la carrera del Doctorado de la Unne en Medicina.