JOHANNESBURGO. Sudáfrica, que se “ha cubierto de gloria” durante el Mundial 2010 de fútbol, debe aprovechar a partir de ahora los beneficios del torneo para mejorar la situación de los más pobres, afirmó ayer el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu.
“Nos hemos sorprendido a nosotros mismos, también al resto del mundo, con nuestro carácter acogedor y nuestra eficacia”, subrayó el ex arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo en un comunicado.
“Algunos dirán que era una locura gastar tanto dinero en estadios y sistemas de transporte, cuando necesitamos tantas viviendas, escuelas y hospitales, pero la gente no vive sólo de pan”, añadió. “Han tenido la sensación de que podían tocar las estrellas y eso no tiene precio”, señaló.
“El desafío a partir de ahora es hacer que las infraestructuras construidas para la ocasión, sobre todo en los transportes, beneficien a todos los sudafricanos, sobre todo a los más pobres”, añadió Tutu.
El emblemático religioso y símbolo anti-Apartheid pidió “construir casas, aulas y clínicas como nunca antes hasta ahora”, ya que el país ha demostrado que es capaz de llevar a cabo grandes proyectos adelante.
Dieciseis años después de la caída del Apartheid, más del 40% de la población sudafricana vive con menos de dos dólares al día y los servicios públicos fracasan a menudo en los barrios más desfavorecidos.
Sudáfrica ha organizado el Mundial sin grandes problemas, liquidando con hechos cualquier duda sobre su capacidad para albergar un evento de tal calibre.
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