El gol no concedido por el colegiado uruguayo Jorge Larrionda a Frank Lampard en el duelo de octavos de final entre Alemania e Inglaterra (4-1) pasó ya a la historia de los grandes errores arbitrales de los Mundiales y relanzó el debate sobre el video y la tecnología.
El volante del Chelsea hubiera empatado 2-2 el encuentro si se hubiera validado su gol, tras un disparo que golpeó en el travesaño y picó en el interior de la portería de Manuel Neuer, con varios centímetros de margen, pero el árbitro Larrionda consideró que no había cruzado la línea.
Ese “domingo negro” para el arbitraje en el Mundial se acompañó por un tanto del argentino Carlos Tévez ante México, que abrió la cuenta “albiceleste” (victoria final 3-1) en un claro fuera de juego, desatando las iras de los aztecas.
El debate sobre la necesidad de recurrir a las nuevas tecnologías en la asistencia al arbitraje no se hizo esperar y la FIFA tuvo que pedir perdón a ingleses y mexicanos, asegurando que estudiará el caso en una próxima reunión, a finales de julio en Gales.
“Personalmente, lamento cuando se ven errores arbitrales evidentes, pero esto no es el final de la competición ni el final del fútbol, son cosas que pueden ocurrir”, se defendió el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en plena tormenta.
Desde entonces, los ánimos se calmaron ante la falta de errores de tal calibre, más allá del mal arbitraje del inglés Howard Webb en la final entre España y Holanda, que dejó pegar en demasía, como la alevosa patada en el pecho de Nigel De Jong sobre Xabi Alonso que “sólo” vio la amarilla.
No obstante, la Comisión Arbitral de la FIFA realizó el sábado pasado un balance muy optimista sobre la actuación de los jueces en el Mundial: “El 96% de las decisiones fueron buenas, son hechos, no opiniones”, aseguró su presidente, el español José María García Aranda.
Pero muchos equipos llegaron a sentirse perjudicados y la polémica no estuvo precisamente ausente de muchos de los partidos. Para evitar errores así, la FIFA tiene ante sí el debate sobre la tecnología y un ambicioso plan de “arbitraje al más alto nivel”, en el que debería empezar a trabajar en los meses de octubre y noviembre, intentando rebajar el nivel de la tensión de cara al nuevo examen de Brasil 2014.
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