Incertidumbre por la selección

JOHANNESBURGO. “Nos vemos en Brasil 2014”, decía un cartel mostrado por la señal oficial de televisión en el estadio Soccer City antes de que España y Holanda se enfrentaran por el título en el Mundial de Sudáfrica, que concluyó el pasado domingo.

Ocurre que después de la consagración de los españoles, ha comenzado la cuenta regresiva para una nueva competencia, dentro de cuatro años: una Copa del Mundo que se disputará en el patio mismo del principal rival deportivo de Argentina en Sudamérica.

A medida que se calme la excitación propia que deja como legado inmediato cualquier final en un torneo de estas características, Sudáfrica 2010 se irá convirtiendo en un mero recuerdo y las selecciones de todo el planeta empezarán a enfocar sus energías en próximos desafíos.

Por ejemplo, el año que viene se pondrá en juego la Copa América en Argentina, pese a que las actividades de promoción del certamen son prácticamente nulas hasta el momento y todavía se desconoce la integración de los grupos.

En este contexto, la misión del conjunto “albiceleste” en esa competencia no puede ser otra que tratar de curar las heridas que provocó la ruidosa eliminación del Mundial 2010, con una derrota por 4-0 frente a Alemania. La Copa América se disputará en Argentina y el objetivo de la selección nacional está más que claro.

Sin embargo, en Argentina la incertidumbre reina después de la caída en los cuartos de final en Ciudad del Cabo, y mientras los aficionados continúan de duelo por las ilusiones que quedaron truncas, el ciclo mundialista 2010/2014 parece condenado a soportar un comienzo problemático, al ver que Diego Maradona y la AFA se chicanean en un nuevo tironeo entre el seleccionador y Julio Grondona.

Que si Maradona sigue, que si tiene contrato vigente o no, que si tiene que irse...

Hasta la presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, se expresó a favor de que el técnico continúe en su cargo, pese a que siguió por televisión los partidos que jugó la selección, a diferencia de otros mandatarios, que sí viajaron a Sudáfrica para respaldar a los equipos de sus países.

En fin, otra novela con Diego como protagonista estelar: nada que no esté emparentado con el estilo de ser del campeón mundial en México 1986.

¿Y ahora?. Sabido es que esta clase de campeonatos determinan ciclos cumplidos, tanto en jugadores como en directores técnicos.

En el caso de la selección, si bien Argentina afrontó el certamen de este año con un plantel relativamente joven (su promedio de edad era de 26 años cuando tuvo que armar las valijas para regresar a casa), es poco probable que hombres de la talla de Juan Sebastián Verón (35), Gabriel Heinze (32), Walter Samuel (32) e incluso Diego Milito (31) vayan a tener continuidad en el equipo nacional, al igual que Martín Palermo (36) y Ariel Garcé (30).

Sobre otros futbolistas, como Clemente Rodríguez, Martín Demichelis - de irregular tarea en Sudáfrica - o Maxi Rodríguez, pende un signo de interrogación, ya que mucho dependerá de lo que ocurra con el técnico para saber si estos nombres se mantendrán en la lista de habituales convocados a la selección en los próximos meses.

¿Lo que viene?. La Copa América en casa y Brasil 2014: el gran objetivo.

Falta mucho, pero no tanto: la cuenta regresiva ya está en marcha. ¿Será capaz Argentina de llegar a ese Mundial con un equipo consolidado que al menos logre llegar hasta las semifinales tras casi 25 años de intentos en vano?.

Los jugadores están, Messi, Carlos Tévez, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero, Ángel Di María, y los ejemplos de España, Holanda y Uruguay - de notable campaña en Sudáfrica - tendrían que servir para entender que el fútbol es un deporte colectivo al que las figuras deben potenciar y embellecer, pero no condicionar, porque así fracasa la selección.