Las columnas del debe y el haber de cada año pueden tener variantes sustanciales de acuerdo a la particular óptica de quien las está cargando que, pese a todos sus esfuerzos, jamás podrá esterilizarse de sus subjetividades.
Los platillos de la balanza se cargarán en más o en menos, en justas o injustas apreciaciones que no tienen un patrón que otorgue precisión cronométrica.
Por eso, opté por el camino opuesto. Enfocar lo que no se hizo, lo que quedó por hacer, lo que sigue siendo una promesa que se va postergando gobierno a gobierno, como una deuda pendiente, que a la postre se convierte en el baldón más notorio porque hasta los errores son perdonables ya que ellos significan un intento que se frustró en el camino. Son los proyectos que no se concretaron, los que no se intentaron, los que se cajonearon con la excusa de la falta de presupuesto o la falta de “decisión política”.
Lo que se hizo, hecho está. Lo injustificable es lo que se dejó de hacer.
Esa inercia, a la par que los naturales interrogantes que conlleva el devenir del tiempo, azuza nuestras expectativas. ¿Estamos en el inicio de un tiempo nuevo con muchos rostros conocidos y programas reiterados, o sólo vamos a iniciar, cansinamente, con el lento deshojar del nuevo calendario, un camino ya transitado, con viejas recetas que nos llevarán a nuevas incógnitas, como en una endemoniada calesita sin freno?
¿Seguiremos en la lucha altisonante, siempre sin final por recuperar el federalismo que hemos perdido o que nos han quitado? ¿Lograremos reformar y revitalizar el sistema político para que el voto recupere el poder soberano de sus decisiones? ¿Se instaurará la responsabilidad ciudadana como columna ética del funcionamiento de las instituciones? ¿Volverán los partidos a formar la cuadrícula sobre la cual debe moverse con seguridad el hoy confundido ciudadano?...
Al final de cada camino, un cambio nos aguarda como incentivo. Las señales de tránsito, ¿serán esta vez las correctas y 2014 se convertirá en la ruta que nos vaya acercando al horizonte?
La próxima estación está en 2015...
LA DUDA
¿Dónde está el proyecto?
Cuando el hombre común, con su lógica también común, plantea ante cualquier ciudadano o funcionario la pregunta más en boga siempre: ¿qué nos proponen?, resuena en verborrágicos discursos la muletilla más repetida del diccionario político: “Este es nuestro proyecto”. Pero el proyecto o el modelo que cada uno dice tener y/o representar, no aparece por ningún lado, o se refiere a un listado de obviedades elementales e insoslayables en cualquier modelo de gobierno: viviendas, salud, educación, caminos, etc...
Después, nada
Han pasado seis o siete años de la última reforma constitucional entre cuyas cláusulas transitorias se incluye el Pacto Correntino para el Crecimiento Económico y el Desarrollo Social para la Formulación de Políticas de Estado, la intención más seria y fundamentada que se haya esbozado hasta el momento y que en 2013 (recién) comienza a concretarse, cuando fenece el segundo período, o inicia el tercero, de Ricardo Colombi.
“La historia comienza conmigo”, es el malsano principio que ha caracterizado todos los gobiernos, que no han reconocido lo bueno del anterior, y han asumido sus funcionarios con una piqueta en la mano para derrumbar todo lo que estaba hecho. La continuidad de las obras necesitan una planificación, una proyección, un consenso previo que sólo se logra mediante la generosidad del gobernante y la visión del estadista, que trabajan hoy mirando hacia el futuro, dejando a la vera del camino las mezquindades de las banderías partidaria circunstanciales.
Hoy estamos frente a un gran desafío, el proyecto de urbanización de Santa Catalina, el que, lamentablemente, no ha comenzado bajo los mejores augurios. La revalidación de la propiedad de los terrenos y una supuesta donación del Municipio a la Provincia con sus idas y vueltas, tuvo y tiene a mal traer las expectativas de un amplio sector del vecindario que sueña con el techo propio, con la hipotética posibilidad de vivir en la cabecera de un segundo puente interprovincial sobre el cual aún faltan muchas precisiones, o más bien “decisiones políticas”.
Si queremos desarrollo, tenemos que consensuar y planificar.
En 1985 tuve oportunidad de viajar a Alemania. Estando en Colonia me entrevisté con el viceministro de Economía para Asuntos Latinoamericanos, quien días antes había firmado con el entonces presidente Raúl R. Alfonsín varios convenios de cooperación con la Argentina con vigencia por el próximo quinquenio. Mi pregunta, que yo creí inquietante, no lo inmutó.
– ¿Qué valor tienen estos convenios si su partido, hoy en el gobierno, perderá las elecciones dentro de dos meses?
– No importa eso. Las medidas que tomemos ahora han sido consensuadas con nuestros adversarios políticos. El que gane las elecciones respetará los convenios que hoy se firmen...
¿Podremos los argentinos vivir una circunstancia similar algún día? Dimos un primer paso. Tímido... pero importante... Un poco tardío, pero lo dimos. Después del parate... comenzamos a andar...
PERINOLA
Federalismo a la
marchanta
No voy a caer en la superficialidad de decir que somos un país unitario que románticamente vive la ficción del federalismo que le reconoce la Constitución. Por culpa nuestra o del centralismo del poder. Las banderas se agitan en favor de una idea o de la otra, según las conveniencias del momento, pero siempre en detrimento de las provincias, en cualquier aspecto, como en razones impositivas o en cuestiones de seguridad como ha quedado demostrado en los últimos días a propósito de los reclamos de las fuerzas de seguridad.
El Poder Ejecutivo Nacional se empeña en “ningunear” a nuestra Provincia por el solo hecho de tener un gobierno cuyo origen no se corresponde con el signo político dominante en el resto del país. Así ocurrió en todo acto referido a Yacyretá que, pese a estar en territorio correntino, le han instalado el escenario para sus ostentaciones políticas en Posadas, Misiones, cuando no en territorio paraguayo. También deben contabilizarse en este constante desprecio, los reiterados anuncios presidenciales sobre “inminentes” viajes a Corrientes, que nunca se concretaron, sin razones valederas a la vista, salvo la evasiva durante la campaña preelectoral que culminó con la reelección de Colombi.
La característica indiferente actitud K contó siempre con la complacencia interna de legisladores e intendentes que tendieron puentes de contacto con el poder control “gambeteando” a las autoridades naturales de la Provincia. En Buenos Aires, encontraron también su cabecera de puente en “representantes” que se mudaron de bancas...
El federalismo está expuesto a las veleidades de una perinola que se pone en marcha con un objetivo bien definido, pero que nadie sabe cuál de sus caras será la verdadera...
AGENDA
Lo que quedó en el tintero
Muchos temas -aparente mente pequeños para la tecnocracia pero enormes para la percepción de la gente común- llegan al conocimiento general totalmente deformados por falta de información en razón de una deficiente política comunicacional, que no se limita exclusivamente al convencional contacto diario de los estamentos oficiales con los medios, en rutinarias “conferencias de prensa” que han dejado de ser tales, para convertirse en incomprensibles shows.
Falta una política comunicacional amplia, abarcativa de todas las áreas de gobierno, partiendo del vértice que ocupa el Poder Ejecutivo, pasando por la cúspide de los otros poderes, los responsables de cada ámbito.
La tarea no es fácil. Pero la amplitud del nuevo gabinete hace suponer que es posible que por lo menos una vez por mes, haya una conferencia de prensa del Gobernador, sin perjuicio de los contactos que con el periodismo mantengan otros funcionarios según los temas que en ese momento estén sobre el tapete.
Hace falta que entre el PE y los integrantes de las bancadas nacionales haya un permanente contacto, sin que ello signifique subordinación alguna, sino simplemente intercambio de ideas, análisis y coordinación de proyectos, acciones futuras en favor de la provincia, etc.
Todo considerando que esos legisladores nacionales son representantes del pueblo de la provincia (los diputados) y del Estado provincial (los senadores).
En los últimos tiempos, prácticamente, se puede decir que ese cordón umbilical no existe, y lo que es más grave, que nuestra bancada nacional está diezmada por las deserciones.
El mismo criterio debería aplicarse en cuanto a las relaciones entre el PE y los intendentes de toda la provincia, sin distinciones de ninguna especie, y menos que menos, el origen político de sus mandatos.
Hasta ahora el eje de la política provincial gira en torno de las malas relaciones que han imperado entre el PE y la Comuna capitalina, que siempre amenazan con mejorar, pero siempre se mantienen en estado de alerta meteorológico.
En vez del plan 3-G un 4-R
¿Un nuevo mapa político?
En octubre del 2004, a través de estas mismas páginas, analizábamos el panorama político provincial aún bajo fuerte confluencia de la intervención federal corporizada en los doctores Ramón Bautista Mestre y Oscar Aguad, de relevantes acciones después en el orden nacional. Allí hablábamos y recibíamos duras réplicas de un presunto “Plan 3 G”, que no era sino una estrategia a corto plazo que determinaba una seguidilla de tres gobiernos consecutivos de ECO, especialmente de los partidos provinciales (Liberal, Autonomista y Partido Nuevo) llamados a desaparecer, absorbidos por la hegemonía radical.
Ya en ocasión de los últimos comicios, cuando la reelección de Ricardo Colombi, reconocimos nuestro error, aunque el anticipo de entonces quedaba casi plenamente confirmado: no eran “tres G” sino “cuatro G radicales” (Ricardo, Arturo, Ricardo, nuevamente Ricardo)
La posibilidad de que este nuevo período constitucional, que concluirá dentro de 4 años, sea el último del clan Colombi, pondrá a prueba la fuerza de las estructuras de ECO o si sólo se trató de un ocasional oportunista agrupamiento fogoneado por urgencias electoralistas.
Sin la presencia de la conducción de un líder, ¿seguirá dando las sorpresas como las de este año? Lo único tangible es que en el mapa político provincial seguirán siendo dos los grandes protagonistas: ECO y el FPV.
Sin embargo, ambos frentes tienen por delante arduas sendas internas que, como ocurre siempre, avivarán resentimientos, agitarán el pase de facturas, reivindicarán méritos, dejarán un tendal de heridos y KO, y vaya a saber quiénes serán los que lleguen indemnes para cuando den la próxima orden de largada.
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