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Identificaron a Higinio Segovia, un soldado de Goya que había pedido que estén orgullosos de él

Una carta les decía que había hambre en las islas, que si podían les mandaran alimentos y que si algo le sucedía en la guerra, que se sintieran orgullosos de él. Cada letra del manuscrito de Higinio Segovia, uno de los tantos jóvenes soldados correntinos que en 1982 peleaban en Malvinas, quedaron grabadas en la memoria de su hermana, tres años más grande.

Ella vivió su propia guerra junto con los padres del muchacho que desde su Colonia Porvenir, Goya, partió al Atlántico Sur con el regimiento de Mercedes. La pesadilla familiar por saber el destino del conscripto duró hasta casi un mes después del final de la guerra, cuando emisarios militares les informaron que había fallecido.

Pasaron 35 años del conflicto bélico y la hermana Marta Segovia, sus padres y familiares, sólo sabían que Higinio estaba enterrado en el cementerio de Darwin, pero no en una tumba específica, sino bajo la leyenda “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”. Sin embargo, el viernes último, finalmente  les confirmaron que el cuerpo fue identificado a través de una prueba de ADN que se realizó hace poco en 121 casos similares, una tarea que se desarrolló por iniciativa de Cruz Roja Internacional, ambos gobiernos en conflicto, antropólogos forenses de prestigio y la Fundación “No me olvides”.

“Un montón de cosas se nos pasaron por la cabeza cuando nos informaron del resultado positivo. Pasamos muchos años de dolor, de no querer hablar de la guerra, hasta que ahora se cierra un poco el duelo familiar”, describió ayer a El Litoral Marta Segovia en comunicación telefónica desde Porvenir. En este sentido recordó a Higinio como un hermano compañero que, junto con otros dos más de la misma generación, conformaban un cuarteto muy unido que iban al colegio a caballo. Al crecer, le tocó ir a la colimba y de ahí a la guerra de Malvinas, casi sin escala. “Recuerdo que cuando terminó la guerra, durante todo un mes fui a Goya a preguntar al Ejército y las radios para saber si el nombre de mi hermano aparecía en alguna lista. Nos decían que ya estaban viniendo a Corrientes, pero pasaban los días y nada…”.

Tras recibir la noticia de que Higinio murió en las islas, empezó un doloroso proceso para la familia, que un año antes había perdido a una de las hijas. Desde ese momento, Marta se instaló definitivamente en la Colonia Porvenir, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Goya.

Allí, el viernes pasado recibió la noticia sobre el estudio de ADN y Malvinas volvió a sangrar. “Me dijeron que si quería, podría viajar a las islas, pero les dije que por ahora lo pensaremos”, indicó al advertir que resurgió con más fuerza ese dolor interno que los Segovia aún llevan consigo. Malvinas duele… y mucho. (GAL).

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