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¿Impactan nuestras creencias en la salud?

Por Elizabeth Santángelo

Colaboración Especial 

Las creencias de un individuo están íntimamente relacionadas con los resultados de su realidad actual. Es necesario entender que, si tiene un origen espiritual, por ser Dios el único creador, está aceptando una supuesta realidad ante los ojos, o bien, una realidad no perceptible, pero que es auténtica y verdadera. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) investiga la relación entre espiritualidad/ religión/ creencias personales. En esta faceta se examinan las creencias de la persona y cómo afectan a la calidad de su vida.

Puede ser que la ayuden a afrontar las dificultades de su vida, estructuren su experiencia, infundan significado a las cuestiones espirituales y personales y, más en general, brinden a la persona una sensación de bienestar.

Esta faceta comprende tanto a personas con creencias religiosas diferentes (por ejemplo, budistas, cristianos, hindúes, musulmanes) como a individuos con creencias personales y espirituales que no vivan de acuerdo a una orientación religiosa determinada.  En definitiva, el cambio mental es importante para resolver desde “adentro” los inconvenientes que pueden existir “afuera”. 

Dos experiencias, una misma conclusión

Hay un relato bíblico de un hombre que vivió en la época de Jesús, que había estado 38 años enfermo; él esperaba el movimiento del agua del estanque, porque se creía que el que llegaba a él, después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.

Pero Jesús al verlo le dijo: “¿quieres ser sano?”, y la razón que dio este hombre fue que no había quién lo metiera en el estanque. Mientras que Jesús respondió: “Levántate, toma tu lecho y anda”. 

En realidad, lo que le estaba transmitiendo era confianza, sabiendo que allí mismo podía tener igual oportunidad que otros, y que solo dependía de él y de su profundo deseo de estar sano, dejando “creencias” de lado.

En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy, escritora y pensadora norteamericana, relata una experiencia interesante que puede ilustrar muy bien lo que les comento acerca del relato bíblico: “Bajo el fuerte impulso del deseo de representar su papel, un actor notable estaba acostumbrado a entrar, noche tras noche, en el escenario y representar la parte que le correspondía, andando de un lado a otro tan ágilmente como el miembro más joven de la compañía. Ese anciano estaba tan lisiado que iba cojeando todos los días al teatro, y se sentaba dolorido en su silla hasta que el apuntador le daba el pie de su parte, señal que le hacía olvidar su dolencia física…” 

Si bien el cristianismo es una enseñanza práctica de cómo alcanzar la espiritualidad relacionado con el diario vivir, es oportuno destacar que todos podemos contar con herramientas que nos conduzcan a un cambio radical de pensamiento y de creencias que tal vez nos tengan amarrados a alguna situación, hacia una búsqueda de la identidad espiritual, libre y completa, que ahora mismo nos pertenece.

Cuando creemos haber perdido la salud, a partir de este cambio, lograremos comprobar que no solo la hemos recuperado, sino también observaremos una transformación en nuestro carácter y una actitud positiva ante la vida y las experiencias.

Este modo de ver la realidad siempre me ha aportado paz y dominio, siendo significativas a la hora de pensar en mejores condiciones y calidad de vida. Comprobé que no solo mi carácter ha sido cambiado, sino que transformó mi vida integralmente.

DESTACADOS

“Levántate, toma tu lecho y anda”.

El cambio mental es importante para resolver desde “adentro” los inconvenientes que pueden existir “afuera”.

EL DATO

Elizabeth Santángelo integra el Comité de Publicación, en Argentina, y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana. Podés seguirla en Twitter: @elisantangelo1. 

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