Vecinos relataron que la gente no se movía a pesar de la lluvia, un recuerdo que eriza la piel

En el escenario que se armó en la intersección de las avenidas Pedro Ferré y Chacabuco, San Juan Pablo II ofició la misa, leyó su homilía y hasta dio la comunión que se había suspendido. Los vecinos de la zona relataron cómo vivieron los días previos a la celebración y la misma fecha, 30 años atrás, cuando tuvieron que ayudar a sus hermanos por la intensa lluvia. 

Por el transcurrir de los años, por la avenida Ferré, pocos son los vecinos que hoy permanecen y que pudieron relatar su historia. En una de las casas, donde en este momento hay inquilinos, tuvieron que cobijar la imagen de la Virgen de Itatí que por la intensa lluvia  no pudo estar en el escenario. 

Las personas que pudieron dialogar con este medio, coincidieron en que “fue un momento único” y que la emoción dura hasta hoy. 

“Hacía un calor insoportable, se veía mucha gente caminar. Luego la lluvia destruyó el altar. Sin embargo, fue un día maravilloso. Se llenó la avenida, no había lugar para caminar, quise llegar hasta él pero no pude. En una casa, antes de llegar a la farmacia, me ahogué y tuve que volver a mi hogar”, relató Ana Cáceres quien en ese año y hasta hoy tiene un kiosco frente al Hogar Escuela. 

A su vez, la abuela recordó: “Muchas personas quedaron toda la madrugada instaladas en su lugar sin moverse. Cantaban canciones religiosas. Fue algo impresionante, algo sobrenatural. Mirá cómo se me eriza la piel. Ahora esperamos al Papa Francisco”, aseguró emocionada. “Nadie se movía del lugar”, resaltó.

“Después de la celebración seguimos con mi hijo, en auto, hasta el Arzobispado, recorrió el barrio Juan Domingo Perón. Esa madrugada dábamos agua a la gente porque hacía mucho calor, luego con la lluvia nos pedían cosas calientes porque hacía frío. 

En la casa ubicada al lado de la farmacia, vivía una familia de apellido Arguindeguij, hoy su propietaria, Norma Prieto, contó que “los dueños anteriores relataron cómo ese día invitaban a mirar el acto desde su balcón”. (Ver foto) Al lado de esta casa, donde ya hace varios años alquilan, vivía la familia Guarniski, según los vecinos ahí se resguardó la imagen de la Virgen que se trajo de Itatí.

“Había mucha gente de Paraguay que vino para ver al Papa. Cuando empezó la tormenta abrí las puertas de mi casa para que se protejan de la lluvia. Esa noche habrán entrado decenas de personas al baño. No pensé dos veces en abrir la puerta de mi hogar. En el Hogar Escuela se veía muchas carpas”, relató la señora de Cañete. 

» CLARISE SANCHEZ SOLOAGA