Gómez Dabrio: “En el escenario afloraron todas las emociones al recordar la obra de Pocho

Paulo Ferreyra

Especial para El Litoral

Sentado solo, de traje negro, sonrisa discreta, escudriña con su mirada serena el anfiteatro colmado de público. Diego no tenía mucho tiempo, arremetió con el tema Viejo Pablo, de Pocho, y cerró con La Caú. 

“Creo que se notaron todas las sensaciones. Me metí en el compromiso de aceptar la invitación del Instituto de Cultura, a los cuales estoy muy agradecido por el espacio. Creo que esta es una gran iniciativa de poner a la guitarra en un lugar tan especial en la 28ª Fiesta Nacional del Chamamé. Fue una linda responsabilidad. Creo haber estado a la altura de las circunstancias”, argumenta. 

Diego Gómez Dabrio, aún con el pulso acelerado y con entusiasmo, después de bajar del escenario remarcó: “Tenía que recordar a mi gran maestro Pocholo Aire, el mejor que tuve en la guitarra. Creo que arriba del escenario afloraron un montón de cosas, nervios, recuerdos, imágenes, momentos vividos junto al maestro, de golpe llovían los recuerdos”, subraya. 

En la charla Diego hace una pausa, sabe y es consciente de que ni siquiera su maestro, Pocholo Aire, tuvo ese espacio tan amplio de tocar solo en el anfiteatro Cocomarola. 

“Esto ahora es un impulso muy grande. Voy a tomar esto como un puntapié para empezar a trabajar en algo propio este año. Esperamos que continúe marchando las cosas y que se sigan abriendo las puertas. Ojalá todo siga así. Me gusta cantar y también quisiera emprender mi camino como solista en guitarra”, cuenta.

“La fiesta también había sido ingrata con la historia y la trayectoria musical de Pocholo. A Nini Flores también le pasó lo mismo y él se fue hace apenas dos años. Es cierto que Pocholo nunca tuvo esta posibilidad de estar solo en el escenario mostrando todo lo que podía hacer con la guitarra. Ahora la tuve yo y ojalá haya estado a la altura de la circunstancia. Creo que vale el recuerdo porque una persona como él nunca se va, Pocholo siempre estará presente y seguramente él, desde alguna estrella, estaba escuchándome esta noche”, desliza y al fin dibuja una sonrisa en su rostro.

“Muy pocas personas tuvimos la posibilidad de conocerlo en la intimidad. Pocholo era una persona única, especial. Además tenía una forma de tocar la guitarra única e irrepetible. Tuve la oportunidad de conocerlo como persona, tuve el privilegio de tenerlo como amigo y fue una de las grandes satisfacciones que me dio la música”, concluye Diego ya más animado y liberado de la tensión del escenario.

Escuelas diferentes

Los solistas instrumentales presentan propuestas nuevas, obras propias y clásicos chamameceros. “Quisimos recuperar una tradición del guitarrista solista y al mismo tiempo buscamos darle un espacio preponderante a la guitarra”, explica a este medio Osvaldo Burgos, quien forma parte del equipo técnico de la Fiesta.   

“Los invitados en esta ocasión fueron Frodo Peralta, Samuel Rodríguez, Fernando Acevedo, Diego Gómez Dabrio y Daniel Giménez. Ellos vienen de distintas formaciones y pusieron en evidencia la amplia riqueza que ofrece el género. Algunos coquetean más con la formación académica y otros dejan ver la tradición en su estado puro”, señala.

Tradición guitarrística

Otro de los guitarristas que formó parte de este ciclo, Frodo Peralta había resaltado este espacio del guitarrista solista.  “Creo que este lugar además de puntualizar sobre la tradición de la guitarra en el género también responde a la tradición de grandes guitarristas que ha dado y tiene la Argentina. Hay muchos solistas que tenemos como país y está muy bueno ponerlo en valor”, destacó.

Por su parte, Fernando Acevedo (foto abajo)  había puesto también en valor el ciclo, destacando que esta posibilidad le permitía mostrar lo que venía haciendo de chico. “Tengo una formación académica, pero he escuchado mucho chamamé tradicional toda mi vida. La formación académica hoy me ayuda a poder tocar como solista y me brinda herramientas para resolver determinadas cuestiones musicales”, aclara en el final.