El Gitano y un festejo de oro en la avenida de Momo

Ramón Ayala, más conocido como “El Gitano”, es uno de los históricos del carnaval, fiesta con la que este año celebra sus bodas de oro. “Hace 50 años entré por primera vez a Copacabana y esta es la primera vez que me presento como solista”, dijo el cordobés que hace cinco décadas llegó al Taragüí seducido por el rey de la burla. 

Sencillo y de perfil bajo, el Gitano es uno de los grandes personajes de la fiesta de Momo. Su curiosidad por el carnaval lo trajo a Corrientes con tan sólo 17 años, y enseguida se enamoró de Copacabana y también de una correntina, amores que en poco tiempo lo convencieron de abandonar su tierra para afincarse en el Taragüí, donde ejerció la docencia hasta hace dos años, que se jubiló.

“Soy copacabanero de toda la vida”, dijo y remarcó: “Para mí, Copacabana es una pasión que sólo puede entender el que entra a la calzada donde nos encontramos con la gente. Eso es algo que nos reconforta el alma”, aseguró.

El Gitano es uno de los pocos comparseros que desde hace cinco décadas está en la avenida, “sólo interrumpí mis desfiles durante los 10 años en que no hubo corsos”, aseguró y contó además: “Yo casi toda mi vida fui jefe de grupo y el año pasado me tocó estar con ‘los mariachis’, esa fue una experiencia maravillosa, pero ahora resolví hacerme solista especialmente por la edad, porque ya no tengo más la fuerza de la juventud”, lamentó, aunque aseguró que también disfruta mucho desfilando solo.

Tragedia

La tragedia de Ara Berá que enlutó a la fiesta de Momo en el año 1978 sigue muy presente en la memoria de Ramón, quien aseguró que el mejor homenaje para quienes perdieron la vida en aquel accidente es salir a la avenida para fortalecer cada vez más al carnaval. 

“Yo pienso que Copacabana puede volver a ser lo que alguna vez fue, pero para eso hay cosas que tienen que cambar”, dijo y apuntó directamente a la dirigencia. “Nunca fui y no me interesa ser dirigente, pero lo que yo siempre digo es que sin el comparseros los dirigentes no son nada y eso es algo que ellos deben entender y comenzar a darle al comparsero el lugar que merece”, apuntó.

Docente de profesión, Ramón se jubiló hace dos años, “yo daba clases de artesanía y cuando termine el carnaval pienso volver a realizar trabajos en macramé, el arte de anudar hilos”, y agregó que su sueño es que Copacabana vuelva a ser lo que alguna vez fue y convertirse en coordinador de corso.