Por José Ceschi
¡Buen día! “Los libros son las alfombras mágicas de la imaginación”. La bella frase pertenece a un autor que siempre dio muestras de saludables imaginación: Jorge Luis Borges.
En un mundo como el nuestro, donde la “virtualidad” tiende a inundarlo todo, la vigencia del libro impreso se impone hoy más que nunca. Con un valor agregado que no viene mal destacar: la imaginación permite una “virtualidad” mucho mayor que la sugerida por los medios audiovisuales y electrónicos en general. Uno puede “navegar” por esas “alfombras mágicas” a que Borges aludía. Sin fronteras de tiempo ni de espacio.
A propósito, José Luis Constanzo entregó hace mucho un ramillete desbordante de metáforas al escribir “Una página”:
“Una página que tenga la frescura de una cascada entre los árboles o de un poema de Li Po y en la que se oiga el canto de los pájaros. Una página por la que pueda verse caminar a san Francisco de Asís. Una página que conserve la tibieza y la lisura del papel, el arrullo de la torcaza y los arabescos de esta rama de magnolia.
Una página que sea como una tarde dorada por el sol. Una página que contenga a esta gente que pasa y a este hombre de cabellos blancos que se ha sentado a mi lado a descansar.
Una página en que puede verse los mil tonos del verde y el rojo del poniente. Una página tan antigua que casi no pudiese descifrarse y que a la vez contenga estas campanas que están sonando ahora.
Una página con el cielo azul y con palabras de Jesús y la luna de plata emergiendo tras un pino. Una página que conserve el sabor del damasco y de las uvas. Una página como un vaso de agua en el desierto”.
En los Estados Unidos hubo un concurso para que chicos de la primaria respondieran a la pregunta: ¿Cuál ha sido lo más interesante que aprendiste en los libros? El premio lo recibió un nene de siete años, con su respuesta original: “Lo más interesante que aprendí en los libros es que aprendí a leer...”.
¡Hasta mañana!
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