La Fundación Prada estrena su torre en Milán

El 20 de abril se abrirán las puertas de la torre que completa el edificio de la Fundación Prada de Milán. El proyecto, dirigido por Rem Koolhaas, Chris van Duijn y Federico Pompignoli, es una sucesión de bloques alternados que a través de sus nueve pisos sobrevuelan un espacio público. El estudio OMA concluye con Torre un proyecto monumental que reinterpreta una antigua destilería de gin, la Societá Italiana Spiriti.

Del conjunto de 1910 al volumen de contrastes que se inauguró en 2015 cambiaron las cosas. A pedido de Miuccia Prada, nieta del fundador de la firma y directora ejecutiva de la Fundación, el proyecto sacude la percepción y articula los siete edificios existentes con tres complejos nuevos dedicados al arte contemporáneo. El último, Torre, alojará más salas de exhibiciones desde la esquina noroeste de la Fundación.

Cada uno de los nueve pisos es más alto que el anterior, y van desde los 2,70 a los 8 metros en el último nivel. La torre aloja un depósito, salas y un bar con terrazas panorámicas y excelentes vistas a Milán desde un barrio muy poco turístico: Largo Isarco, en la zona sur junto a las vías de Porta Roma.

Materializada en hormigón, con gran protagonismo de vidrio y aluminio, el conjunto de 2 mil metros cuadrados suma texturas a la paleta de contrastes propuestos por OMA, donde el dorado se impone en uno de los edificios. El gran contenedor de exposiciones de arte contemporáneo y muestras alternativas ofrece un universo de conceptos opuestos: Nuevo, viejo, horizontal, vertical, ancho, estrecho, blanco, negro, abierto y cerrado.

"Estas oposiciones definen el conjunto, son variables espaciales dispuestas para una programación ambiciosa, donde el arte y la arquitectura se benefician de estos desafíos proyectuales”, señala el arquitecto holandés, premio Pritzker año 2000.

Preservar, intervenir y crear nuevos parámetros que promuevan la interacción entre la ex destilería y los nuevos volúmenes fueron el punto de partida.

Dice Rem Koolhaas: "Las condiciones que generalmente se mantienen separadas aquí se enfrentan en un estado de interacción permanente, ofreciendo un conjunto de fragmentos que no se congelarán en una sola imagen".

La paleta de recursos de Koolhaas y la osadía de Prada resultaron una alianza estratégica que cruzó todos los límites posibles en función de asumir un desafío: el de crear un nuevo lenguaje y un nuevo ícono para la ciudad de Milán.