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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Un proyecto inigualable

Después de largas negociaciones con funcionarios ingleses y mundiales, los israelíes consiguieron, con la rápida retirada de las tropas inglesas, crear el “hogar judío”. Nadie puede decir que Israel es un país igualitario para todos los que lo habitan. La riqueza del país está concentrada en 50 familias.

Por Daniel Muchnik 

Nota publicada en 

infobae.com

Los emprendedores admiran a un país tan chico como una provincia argentina que se decidió a priorizar la ciencia, la tecnología y las telecomunicaciones a las tareas rurales. Israel es, hoy, una potencia y una biblioteca incomparable de conocimientos y propuestas creativas.

Sobre su historia ya habrán escrito otros: lo valedero fue el empecinamiento; es un país de testarudos y empecinados. Corridos por la muerte segura, por los pogromos europeos y un antisemitismo acendrado e inamovible, tomó fuerzas ya a comienzos del siglo XX. El nazismo motorizó aún más las decisiones de viajar a Medio Oriente. El movimiento sionista propuso unir al pueblo judío a su patria histórica (Israel) junto con la promoción de los valores culturales y espirituales.

Sin embargo, esos maestros del sionismo ignoraron o bien obviaron que las tierras pretendidas eran habitadas por otros grupos humanos: o debían convivir con los palestinos o los judíos debían desplazar al otro, sin importar los costos y las víctimas. Y que los afectados lucharían como pudieran para retener esa tierra: lo hicieron en 1948, lo siguen haciendo hoy día.

Después de largas negociaciones con funcionarios ingleses y mundiales, consiguieron, con la rápida retirada de las tropas inglesas, crear el “hogar judío”. Como algunos han perdido la memoria, todo aquello se logró a través de la Asamblea General de la Naciones Unidas, reunida en Nueva York, que aprobó la resolución 181. Indicaba dividir el territorio en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área que incluía Jerusalén y Belén bajo un control internacional.

Los británicos, dignos representantes de un imperio en total decadencia, fueron incapaces de resolverlo. En esas horas las fuerzas armadas de todos los países vecinos atacaron Israel, que se defendió en lo que se dio en llamar la “Guerra de la Independencia o de Liberación”. Después vinieron más enfrentamientos serios, pactos de paz conseguidos a regañadientes y también llegó el éxodo. Muchos palestinos corridos de su territorio se trasladaron a países vecinos, donde fueron maltratados y humillados. Y hasta masacrados en El Líbano por sus enemigos religiosos.

Hoy habitan Cisjordania y Gaza en condiciones que varias autoridades han juzgado de inaceptables e injustas. Desde esa periferia se lanzaron venganzas serias. Cohetería, actos criminales, atentados suicidas. Son las ciudades de frontera y Jerusalén las que más sufren, porque Tel Aviv, monumental es su extensión, está rodeada de playas mediterráneas y otros atractivos.

Nadie puede decir que Israel es un país igualitario para todos los que lo habitan. La riqueza del país está concentrada en 50 familias (industriales, exportadoras, comercializadoras), la inflación es una espada siempre pendiente, hay protestas sociales, el viejo Israel (el de los kibutz y los sueños de integración) ya no existe y el miedo ha llevado a un extremismo de la población. Hay costumbres atávicas: recientes cambios legales obligan a los religiosos a abandonar los libros por un tiempo para hacer el servicio militar que es severo, estricto y patriótico. Hay también peticiones de la sociedad civil en el sentido de que los religiosos, que vivían de privilegios, paguen impuestos, porque no lo hacían.

Israel es una sociedad dividida, pocos se ponen de acuerdo, aunque importantes principios de la democracia en la vida social se cumplen. Dos ex presidentes de la nación están presos y Benjamin Netanyahu, líder del país, está siendo investigado, junto con su mujer, por corrupción. Es el mismo Netanyahu quien brinda su apoyo a los colonos religiosos para construir poblaciones en tierras árabes, en la frontera, en flagrante delito. Netanyahu es apoyado por la alta proporción electoral de la inmigración rusa que comenzaron a llegar en los años 70 y 80 y en grupos religiosos del norte del Africa.

El ánimo de venganza del lado palestino no cede y se ha incrementado con la promesa de trasladar la embajada norteamericana a Jerusalén, lo que vulnera las actas de la reunión de las Naciones Unidas. En Israel tiene apoyo el movimiento Paz Ahora, que propone volver a las tratativas que se frustraron con los entendimientos de Isaac Rabin para hallar la paz. Rabin fue asesinado el 4 de noviembre de 1995, en Tel Aviv, en un espacio público, por un judío religioso y con la vista gorda de quienes debían cuidar su vida.

Miembros activos de Paz Ahora son escritores e intelectuales como Amos Oz, David Grossman, Uri Avnery y profesores universitarios. Amos Oz considera, en su libro Contra el fanatismo, que tanto Israel como Palestina son víctimas del opresor británico. En la vida real dos hijos del mismo padre cruel no se quieren necesariamente. Ven uno en el otro la viva imagen del padre cruel.

Para Oz, cada una de las partes mira y ve en la otra la imagen de sus opresores del pasado. Con frecuencia, señala, los judíos aparecen caracterizados como prolongación de la Europa del pasado, sofisticada, tirana, colonizadora, cruel y sin corazón (por lo menos es lo que muestra toda la literatura árabe contemporánea).

Oz escribe: “No creo en una luna de miel repentina. Se trataría más bien de un divorcio limpio y justo. Los divorcios nunca son felices. Por muy justos que sean, siguen hiriendo, son dolorosos. En este divorcio en concreto todo será rarísimo. Nadie quiere mudarse. Y al ser un apartamento muy pequeño, será más que necesario decidir quién se queda con el dormitorio y qué pasa con el living. Imposible un resultado feliz. Pero por lo menos evitaría palestinos oprimidos, asediados y humillados, a causa de los controles militares israelíes. Y les quitaría el fantasma a los israelíes de vivir cotidianamente aterrorizados por ataques terroristas indiscriminados, de cualquier naturaleza. Cualquier cosa es preferible a esto”.

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