Trabajo informal: relatos en primera persona de un presente de changas acotadas

El Indec informó la semana pasada que el trabajo informal aumentó más que el formal durante el año 2017 y que de 20 millones de puestos de trabajo, 15,3 millones son asalariados, mientras que otro medio millón son informales. Según la “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” del Instituto, las modalidades de empleo crecieron en todos los rubros, pero con mayor predominio del mercado laboral informal.

En este contexto, ayer se publicó la consulta que El Litoral realizó a una referente barrial, quien sostuvo que “hay más oferta de mano de obra pero no así de empleo, ya que la gente dejó de destinar su dinero a contratar personas como jardineros o empleadas domésticos, y si lo hacen es por pocas horas”. A la vez, este diario habló con dos trabajadores informales que contaron cómo está para ellos el mercado en el que se manejan.

En este sentido, destacaron que si bien no les falta empleo, las condiciones de quienes no están en blanco son muy precarias, no sólo por el sueldo bajo si no por otros perjuicios que no están a su alcance solucionarlos. 

“Siempre hay trabajo, a veces un poco menos, pero quienes nos dedicamos a la parte domiciliaria sabemos que siempre surge algún inconveniente en la casa que necesita de nuestro servicio. Mi bajo ingreso mensual tampoco me permite ser monotributista”, comentó Roque a El Litoral, quien hace trabajos de plomería y electricidad.

A la vez, contó que “puedo llegar a tener un ingreso de entre 300 y 500 pesos por día; algunos días no llama nadie”. “Estoy haciendo mantenimiento en una escuela de lunes a viernes y me pagan 5 mil pesos al mes, eso ya es un ingreso fijo que me ayuda mucho”, relató el hombre.

“Lo que vemos en los barrios es que por ahí está costando conseguir trabajos de plomería, pero los albañiles que conozco están teniendo más trabajo”, dijo Roque.

Por su parte, Loli, quien se emplea como doméstica, dijo a este diario: “Por mi edad trabajé en muchos lugares y me conocen muchas personas, por eso siempre alguien me está ofreciendo algún trabajo para limpiar o cuidar a algún abuelo. Sí se puede conseguir trabajo como doméstica, el problema está en que no nos valoran, nos pagan lo que ellos quieren y muchas veces nos tratan mal”.

“No tenemos nada asegurado en un empleo así, estamos en negro, trabajamos a veces más horas y no nos reconocen, hacemos labores que no habíamos acordado y tampoco nos reconocen. Trabajé muchos años en una clínica, en limpieza, una vez me accidenté trabajando y no me reconocieron mi accidente. Sí podemos conseguir trabajo, pero las condiciones son muy malas”, describió la mujer de 54 años. 

Por su parte, Eva Romero de Barrios de Pie, dijo respecto a los datos del Indec que “esto se ve en los barrios”. “Hay cada vez más personas que se anotan en los talleres de oficios porque no tienen empleo. La falta de trabajo se nota cada vez más en los comedores y en estos talleres. La gente termina estas capacitaciones y después no logra conseguir empleo”, indicó.

En este sentido, comentó que “hay muchas personas que se ofrecen para hacer changas, pero la gente no tiene plata para solicitar sus servicios”. “Por ejemplo, tenemos muchas personas que se dedican a la jardinería. Sin embargo, cada vez menos gente pide cortar el pasto de sus casas porque ese gasto pasa a ser secundario. Igual con las empleadas domésticas, antes tenían más horas, ahora piden cada vez menos”, sostuvo Romero.