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Los afectados por párkinson se duplicarán en 20 años y triplicarán en 2050

Es la segunda enfermedad neurodegenerativa progresiva más prevalente en el mundo, después del alzhéimer. Actualmente en Argentina afecta entre el 1% y 1,5% de la población de adultos mayores, según datos de la Secretaría de Salud.

Por Bernardo Stamateas

Colaboración Especial

Se conmemoró el Día Mundial del Parkinson el pasado jueves 11 de abril, una enfermedad neurológica crónica que afecta en Argentina al 1 por ciento de los adultos mayores de 65 años. Se trata de la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, después del mal de Alzheimer. No obstante, el párkinson no es una enfermedad exclusiva de personas mayores: el 15% de los pacientes no superan los 50 años y también se pueden encontrar casos en los que la enfermedad se inicia en la infancia o en la adolescencia.

Se estima que en los próximos 30 años, las personas afectadas con esta enfermedad se tripliquen. Según publicaron investigadores del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN, de España, el número de afectados se duplicará en 20 años y se triplicará en 2050.

“Aunque el origen del párkinson aún se desconoce, al igual que ocurre con la mayoría de enfermedades neurodegenerativas crónicas, se cree que su aparición surge por una combinación de factores de riesgo no modificables, como el envejecimiento o factores genéticos. No obstante, las formas familiares sólo representan alrededor del 5% de los casos. La exposición a ciertos factores ambientales podría incrementar o disminuir el riesgo de párkinson, pero el conocimiento de estos factores aún no es lo suficientemente amplio y se han encontrado resultados contradictorios en muchos estudios”, explica el doctor Javier Pagonabarraga Mora, coordinador de la SEN.

Aumento del párkinson

En países desarrollados, su prevalencia e incidencia se ha incrementado considerablemente en las últimas décadas, fundamentalmente por el aumento de la esperanza de vida, los avances diagnósticos y terapéuticos y una mayor sensibilización respecto a esta enfermedad, ya que es cada vez más conocido que es una enfermedad frecuente, tratable y que requiere de un diagnóstico lo más temprano posible.

“La enfermedad de Parkinson se caracteriza principalmente porque los pacientes presentan temblor de reposo, rigidez, pérdida de habilidad o rapidez para realizar funciones motoras, trastornos posturales y/o trastorno de la marcha. Sin embargo, un paciente con Parkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad, como son la pérdida del olfato, el trastorno de conducta del sueño REM y la depresión. Conocerlos e identificarlos puede ser clave para poder mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad”, señala el doctor Pagonabarraga.

Síntomas y tratamientos

Síntomas no motores como la depresión, el estreñimiento, alteración del olfato o trastorno de conducta del sueño REM podrían actuar como marcadores precoces de la enfermedad en el caso de disponer de fármacos neuroprotectores.

El estreñimiento puede aparecer a lo largo de la evolución de la enfermedad hasta en el 80% de los pacientes, la pérdida involuntaria de saliva en hasta el 75% y los trastornos del sueño afectan hasta en un 90% a los pacientes, especialmente en las fases avanzadas de la enfermedad.

Síntomas como ansiedad, depresión o estreñimiento son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, mientras que la somnolencia diurna, la producción excesiva de saliva y la disfunción sexual son más prevalentes en los hombres. Hay que tener en cuenta, además, que en el 30-40% de los casos los pacientes no presentan temblor.

“La levodopa continúa siendo una opción terapéutica fundamental en la enfermedad y la gran mayoría de los pacientes tratados responde muy satisfactoriamente”, destaca el especialista de la SEN.

“El tratamiento de la enfermedad de Parkinson se basa en combinar la levodopa con los otros fármacos que potencian la funcionalidad de los sistemas cerebrales dopaminérgicos. Cuando el tratamiento con diferentes fármacos dopaminérgicos se complica con fluctuaciones motoras y discinesias, los pacientes también pueden disponer de otras terapias más invasivas como la bomba de apomorfina, la infusión intraduodenal de levodopa o la estimulación cerebral profunda”. 

La apomorfina en infusión subcutánea (Asbi), la bomba de infusión duodenal continua de levodopa/carbidopa (IDL) y la estimulación cerebral profunda (ECP) están claramente establecidas como alternativas terapéuticas seguras, eficaces e indicadas cuando aparecen complicaciones motoras incontrolables con el tratamiento farmacológico.

Por otra parte, señalar que los pacientes con enfermedad de Parkinson ingresan en el hospital con mayor frecuencia y el tiempo de hospitalización suele ser más prolongado.

Entre el 20% y el 25% de los pacientes requieren un ingreso hospitalario anual y el motivo del ingreso es a menudo diferente de su enfermedad, por lo que no son atendidos en los Servicios de Neurología. Esto hace que las complicaciones durante su estancia en el hospital sean frecuentes. Un reciente estudio europeo señalaba que el 21% de los pacientes experimentaron un empeoramiento de los síntomas motores durante el ingreso, el 33% sufrió una o más complicaciones y el 26% no recibió correctamente el tratamiento para su enfermedad.

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EXPECTATIVAS DE VIDA 

La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo (progresivo) del sistema nervioso central y pertenece al grupo de trastornos del movimiento. Produce la destrucción de células nerviosas de unas estructuras del cerebro llamadas ganglios basales. Es una enfermedad crónica, es decir que no hay cura y persiste durante décadas. Por su carácter progresivo, empeora con el correr del tiempo. No es fatal, pero empeora con el tiempo. La expectativa de vida de una persona con párkinson es la misma que la de una sana.