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Que la democracia no sea una víctima más

Por Oscar Blando

Publicado en infobae.com

La democracia electoral en la Argentina tiene ante las elecciones de renovación de autoridades en 2021 un doble desafío: cómo proteger la salud de la población y de las autoridades comiciales y, a la vez, cómo garantizar el derecho al sufragio, la calidad y transparencia de las elecciones. Dicho de otro modo: debemos evitar que la democracia sea una víctima más de la pandemia.

Como han hecho otros países, se necesita adoptar una serie de recaudos organizativos en todas las etapas del proceso electoral. La Cámara Nacional Electoral, en una reciente acordada, ha exhortado al Gobierno nacional, a partidos políticos e instituciones de la sociedad civil a proponer medidas para llevar adelante las tareas propias del cronograma electoral a fin de garantizar cabalmente el ejercicio de los derechos político-electorales.

Frente a la excepcionalidad, la implementación de la boleta única de papel (BUP) se convierte en una magnífica oportunidad para alcanzar una mayor equidad y transparencia electoral, como lo han expresado en un reciente manifiesto distintas organizaciones no gubernamentales y espacios académicos, y como lo viene sugiriendo desde 2007 la Cámara Nacional Electoral.

La BUP es el sistema de votación más utilizado en el mundo. La Provincia de Santa Fe lo ha adoptado desde 2011 con reconocido éxito. El sistema garantiza tres principios irrenunciables de la democracia electoral: el secreto del voto, su integridad y la transparencia a través del control ciudadano. La característica fundamental consiste en que es el Estado quien tiene la responsabilidad de diseñar, imprimir y distribuir las boletas en lugar de los partidos políticos. Por tanto, reduce los costos económicos y ambientales. Termina con el negocio de la impresión de boletas. Acaba con la práctica de robar u ocultar boletas en el cuarto oscuro. Garantiza transparencia y equidad en la competencia: todos los partidos tienen un espacio y visibilidad equivalentes y los candidatos saben que su opción estará disponible para todos los ciudadanos: se asegura así el derecho constitucional a elegir y ser elegido. Elimina la posibilidad distribuir boletas falsas. Impide el llamado “voto cadena”, ya que se suprimen los sobres y en el caso del diseño santafesino, otorga una mayor autonomía al elector: evita el arrastre por tracción horizontal.

A las bondades apuntadas, en un contexto de pandemia, este sistema de votación aparece como el más apropiado para preservar la salud de los electores y de quienes tienen a su cargo las tareas comiciales. En efecto, como la BUP le es entregada a cada elector por el presidente de mesa el día de la elección, no habrá posibilidad de manipulación previa al comicio de las papeletas como en el sistema tradicional. Al momento de votar, el elector tomará contacto con la boleta solo al ser entregada por la autoridad comicial, por lo tanto se evitará que tenga que elegir entre boletas previamente manipuladas por otras personas en el cuarto oscuro. Del mismo modo, el sistema no necesitará la utilización de sobres y se puede prever que, tanto para elegir sus opciones en la boleta como al momento de firmar el padrón, el elector utilice su propia lapicera o una descartable.

Estamos ante la oportunidad de dar un salto de calidad institucional. La BUP debe ser la forma de votar de los argentinos: es la mejor manera de cuidar el voto. Y cuidar el voto es cuidar la democracia.

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