Usando la imaginación a nuestro favor
Por Bernardo Stamateas
Colaboración Especial
“Bernardo, yo no soy creativo”, me han comentado muchas veces. Permitime decirte que todos los seres humanos lo somos. ¿Por qué? Porque nuestros pensamientos se producen en forma de imágenes. Toda acción real empieza primero con una imagen en la mente. Hoy se sabe con certeza que la imaginación es altamente poderosa y tiene gran influencia sobre nosotros. Cuando la usamos a nuestro favor, nos permite visualizar todo aquello que deseamos conseguir. Desde la psicología del deporte, además de la actividad física, los deportistas acostumbran “visualizar” el resultado que quieren lograr.
Un buen uso que podemos darle a nuestra imaginación es como herramienta para aprender a administrar el miedo que todos sentimos en algún momento. Mucha gente tiene una lucha mental con sus temores a diario. Como si estuvieran tironeando de una soga de un extremo y, del otro, hubiera un monstruo que intenta hacerlos caer en un pozo que se encuentra en el medio.
El monstruo del ejemplo vendría a ser nuestro miedo. ¿Qué deberíamos hacer frente a ello? Simplemente soltar la soga y dejar de luchar. De este modo, el tan temido monstruo pierde su poder sobre nosotros y nos volvemos capaces de mirarlo fijamente a los ojos… ¡sin miedo!
La mayoría de las personas no se dan cuenta de que, cuanto más tratan de evitar sus temores, más autoridad les están entregando. Por esa razón, necesitamos expresar los miedos que experimentamos. Poner en palabras aquello que uno teme hace que deje de ser una amenaza que nos lleva a huir de la situación.
Hoy en día, mucha gente sufre de alguna fobia. En estos casos, es fundamental consultar a un profesional médico. También se suele aconsejar tomarse un tiempo cada día para meditar sobre el mayor temor que la persona enfrenta. Es decir, su peor fantasía negativa. ¿De qué sirve hacer esto?
Que uno está enfrentando un miedo cualquiera con otro miedo superior. Lo está exagerando en su mente para que, con el tiempo, desaparezca por completo. Por ejemplo, si mi mayor miedo es perder el trabajo, me pregunto: “¿Qué es lo peor que me podría pasar?”. Y, una vez que lo haya imaginado, me digo: “¿Qué podría hacer yo en medio de lo peor?”. Desde ese punto, se puede comenzar a pensar alternativas. La mayoría de nosotros le tenemos miedo a lo peor, pero nunca nos detenemos a planear qué haríamos en medio de ello. Solo dejamos que ese miedo, sin enfrentar, nos afecte a nivel emocional y, en ocasiones, también a nivel físico.
Pensar (imaginar) qué es lo que uno podría hacer para superar una situación negativa que tememos, nos brinda elementos para armar un plan y destruir esa fantasía limitante. Usemos la imaginación a nuestro favor y activemos ideas creativas.
Bernardo Stamateas
Instagram @berstamateas
facebook/bernardostamateas
Live 9 p.m. todos los miércoles
¿Te gustó la nota?
Ranking
Comentarios