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Lange y Carranza encabezaron una entusiasta delegación albiceleste

Tokio 2020 se puso en marcha ayer oficialmente con una ceremonia sobria, elegante y melancólica que se desarrolló 
sin la presencia de público por las medidas sanitarias contra el coronavirus. Los y las deportistas argentinos rompieron 
el formalismo al juntarse y cantar durante el desfile de los principales protagonistas.
 

Por El Litoral

Sabado, 24 de julio de 2021 a las 01:00

Los regatistas Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli, ganadores de la medalla dorada en vela en Río de Janeiro 2016, fueron ayer los abanderados de la delegación argentina en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
El Estadio Nacional de la capital japonesa fue el escenario de una singular celebración que por primera vez en la historia se realizó sin público, a causa de las medidas de seguridad sanitaria provocadas por la pandemia de coronavirus.
La ceremonia se llevó a cabo en el mismo lugar que fue sede de los juegos de 1964, con aforo para 68.000 espectadores y contó con un millar de invitados, entre ellos el emperador Nahurito, la primera dama estadounidense Jill Biden y el presidente de Francia Emmanuel Macron.
Uno de los momentos más emotivos para el deporte argentino fue el ingreso de la bandera olímpica llevada por seis atletas, entre ellos la yudoca Paula Pareto, ganadora de la medalla dorada en Río 2016 y la de bronce en Beijing 2008, en el que será su último Juego Olímpico compitiendo en la categoría de hasta 48 kilogramos.
La soledad del recinto fue mudo testigo de un sobrio, elegante y melancólico espectáculo, en unos juegos que presentan como lema “Más rápido, más fuerte y más alto, juntos”.
Por primera vez el Comité Olímpico Internacional (COI) determinó que los abanderados de cada nación sean dos, un hombre y una mujer, con el fin de promover la igualdad de oportunidades.
Cecilia Carranza Saroli fue la séptima mujer argentina en llevar la bandera en la apertura de un JJ. OO., después de Isabel Avellán (atletismo, Melbourne 56), Cristina Hardekopf (saltos ornamentales, Roma 60), Jannette Campbell (natación, Tokio 64), Gabriel Sabatini (tenis, Seúl 88), Carolina Mariano (judo, Atlanta 96) y Luciana Aymar (hockey, Londres 2012). El espectáculo comenzó con un hombre acurrucado en el centro del estadio antes de iniciar su marcha, en una metáfora del regreso a la vida.
También se proyectó en las pantallas gigantes un video de los atletas entrenando en gimnasios y en sus casas, con el fin de remarcar las dificultades que padecieron para desarrollarse durante el confinamiento por la pandemia.
Tras el lanzamiento de fuegos artificiales, el emperador Nahurito y el alemán Thomas Bach, presidente del COI, se presentaron en el palco del estadio cuando ingresaba la bandera de Japón, que fue izada mientras se escuchaba el himno nacional nipón. Acto seguido, se realizó un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos en todo el mundo a causa del coronavirus.
El comienzo del desfile mostró la emoción de los participantes de las 204 delegaciones, sin los atletas de Rusia (sancionada por casos de doping), Corea del Sur y Guinea (no fueron por temor a un contagio de sus atletas).
Grecia abrió el desfile de las delegaciones como cuna del olimpismo que comenzó en el año 776 a. C., seguida por el Equipo de Refugiados.
Los atletas argentinos que fueron al acto (solo unos pocos son elegidos para concurrir), liderados por Lange-Carranza, sobresalieron al romper el formalismo de las anteriores naciones que pasaron caminado de ordenada manera, ya que los argentinos lo hicieron bailando un pogo y cantando “Argentina es un sentimiento, no puedo parar”.
Tras el desfile, los deportistas, jueces y entrenadores celebraron el juramento olímpico.
Después se observaron algunos videos a modo de tributo a grandes estrellas olímpicas y se pudo ver en las pantallas a varios artistas internacionales cantando “Imagine” (Imagina), la mítica canción compuesta e interpretada por John Lennon en los años 70.
A la hora de los discursos, la primera en hablarle a los presentes y al mundo fue Hashimoto Seiko, presidenta de la organización Tokio 2020. Thomas Bach, por su parte, agradeció al pueblo japonés por la concreción de los juegos, y luego el emperador Nahurito dio por comenzado los juegos con un escueto mensaje.
Un momento destacado fue la presentación de los pictogramas (50) que tuvo un formato muy particular, con mimos que simularon los dibujos con una velocidad, coordinación y gracia sorprendente.
Minutos después se encendió el pebetero en manos de la tenista japonesa Naomi Osaka, ganadora del US Open, como broche de oro a una ceremonia de tres horas y 50 minutos de duración, que tuvo un poco de todo pese a que no contó con el calor y el colorido que le hubiera ofrecido el público.

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