Como un enorme título pero vacío de contenido, los argentinos recibimos algunas señales y mensajes más políticos que técnicos sobre la intención del Gobierno de generar una reforma al sistema de salud.
Podría ser una buena noticia, pero seguimos a tientas.
Según ha trascendido, en tierras bonaerenses se habla de una línea estatista y una relación conflictiva con las asociaciones profesionales y algunos colegios médicos. Otras informaciones surgen aparentemente del Gobierno nacional, que le habría solicitado al exministro de salud Ginés González García la confección de un plan de reformas del sistema de salud.
“Tal vez en la actualidad no sería el más indicado, pero por los antecedentes como sanitarista del exfuncionario se enfocaría en una reforma de integración y articulación de los subsectores de la salud. Sería muy útil que convocara entonces a una discusión en la que además de las oposiciones políticas pudieran participar las asociaciones profesionales, académicas y gremiales para lograr una política de Estado”, señala el especialista Néstor Perez Baliño en un artículo de Infobae.
Vale la pena conocer sus fundamentos para un análisis sobre el tema. Una reforma, dice, “implica consensos, articulación, fortalecimiento de las obras sociales a través de la integración, reformas profundas del Pami, cobertura universal de salud en el desarrollo del sector público para aquellos que no tengan seguro de salud mediante retención del salario y no perjudicar el desarrollo del sector privado”.
“En estas actualizaciones se deberá incluir la competencia que promueve la libre elección, modificaciones en el modelo de atención que facilite la accesibilidad, equidad y calidad, una superintendencia de servicios de salud con la capacidad de auditar y controlar a todos los subsectores y la imprescindible Agencia de Evaluación Tecnológica, que interviene en calidad, costo/beneficio, eficiencia y evaluación de tecnología, procedimientos y medicamentos”.
“Una de las causas por la cual se discute poco sobre la salud en la sociedad es que la población advierte las dificultades cuando aparecen las enfermedades y tiene la necesidad de utilizar los recursos públicos y/o privados. Cuando las familias no tienen instalado un problema de salud, desaparece el reclamo o disminuye su importancia”.
“Por el contrario, temas como la inseguridad, el trabajo, la inflación, la educación y la pobreza, entre otros, tienen impacto diario y desplazan la discusión sobre las dificultades en equidad, accesibilidad y financiamiento de la salud. Los medios generalmente toman los temas de salud cuando aparece un hecho de excepción o anormalidad, por una epidemia, por mala praxis o hechos de delincuencia o corrupción, o bien aparecen situaciones que conmueven a la sociedad. Los artículos que se ocupan de la ciencia y el avance del conocimiento en salud no tienen un consumo masivo”.
“Es entonces responsabilidad de la política, las asociaciones profesionales, académicas y gremiales, plantear la discusión e instalar el debate en la sociedad para establecer las reformas necesarias del sistema sanitario de los argentinos”.
“Las estrategias de Cobertura Universal de Salud Pública Federal y Jurisdiccional, por ejemplo la Ley de Cobertura Porteña de Salud que se aplica en la Ciudad de Buenos Aires, el impacto y diseño del modelo de atención de la salud y prevención, las enfermedades y las patologías predominantes que producen la mayor mortalidad, no deben delegarse solo en autoridades sanitarias ni grupos en los cuales predomina una ideología sobre los conceptos técnicos-científicos, en los que se observa claramente que se intenta adaptar la atención sanitaria y su financiamiento a una caja única Estatal, que generalmente termina en organizaciones burocráticas con alto grado de corrupción, con disminución de la calidad de atención. Daña tanto la excesiva fragmentación y segmentación de un sistema sanitario como la excesiva centralización en el financiamiento y la toma de decisiones”.
“La organización de las obras sociales fue sin duda un avance para los trabajadores. Sin embargo, el empoderamiento de los sindicatos sobre el manejo financiero hizo que perdieran efectividad y calidad, y también quedó resentida la equidad y accesibilidad de quienes tienen un seguro provisto por las obras sociales. El sistema de obras sociales es un logro para los trabajadores, los dirigentes sindicales tienen que colaborar para que esas coberturas sean realmente autónomas”.