Sergio Massa aterrizó ayer en Washington para debutar en esta capital como ministro de Economía en una gira de alto perfil, en medio de una crisis económica y política en Argentina que lo tiene como piloto de tormentas.
Su primer día de actividad será muy agitado: comenzará con un desayuno en el Departamento de Estado, luego verá a inversionistas, al presidente del BID Mauricio Claver Carone, a un líder de la comunidad judía y terminará a la noche con una cena con el asesor para América latina del presidente Joe Biden.
Es el primer viaje al exterior de Massa, que estará en Estados Unidos por una semana con el objetivo de negociar con el Fondo Monetario Internacional, destrabar créditos y buscar inversiones en un ambiente de expectativa por su llegada al Gobierno y también preocupación por el futuro económico y la violencia política que impera en nuestro país, cristalizada en el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Massa llegó acompañado del ministro de Turismo, Matías Lammens; su responsable de Comunicaciones, Santiago García Vázquez, y su asesor internacional, Gustavo Martínez Pandiani. Fue recibido por el embajador Jorge Argüello.
La primera actividad de Massa será por la mañana con una visita al Departamento de Estado donde será recibido por Ricardo Zúñiga, funcionario del Hemisferio Occidental. Es una visita “de rigor”, pero el ministro es visto como una figura de interés político en Washington, más allá de su actual trabajo en la cartera económica.
Es de esperar que allí aflore el tema de las tensiones políticas y seguramente el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández, algo que causó preocupación en el gobierno de Joe Biden. El secretario de Estado, Anthony Blinken, condenó “enérgicamente” el ataque. Según Clarín, Massa agradecerá al departamento de Estado su “rápida y firme acción”.
El ministro tendrá luego una reunión de trabajo sobre inversiones con autoridades de Volkswagen y Amazon.
Más tarde se reencontrará con Jack Rosen, presidente del American Jewish Congress a quien suele ver cada vez que visita Estados Unidos y seguramente abordarán las tensiones políticas en la Argentina y la preocupación por el intento de magnicidio.
Por la tarde se trasladará a la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para reunirse con su presidente, Mauricio Claver Carone, para intentar destrabar un préstamo de USD 800 millones que se estima que fue trabado por el cubano-estadunidense, que sospecha que el Gobierno estaba detrás de una denuncia anónima que le hicieron en la que lo acusan de tener un amorío con una colega y por corrupción, dos hechos por los que está siendo investigado.
El ministro buscará recomponer las relaciones que ya se habían visto complicadas desde la postulación de Gustavo Béliz para el cargo que finalmente terminó ocupando Claver.
(EN)
