El gobierno español cuestionó la “decisión unilateral” de la alcaldía de Barcelona de romper temporalmente relaciones institucionales con Israel, incluido el hermanamiento con Tel Aviv, y aseguró que ese tipo de iniciativa no conseguirá “nada bueno”.
“Creo que la vocación de Barcelona es de ser una ciudad abierta, como lo es España, y de ser la capital del Mediterráneo. No creo que suspendiendo, cortando, expulsando, se consiga nada bueno, ni se construya un diálogo entre Israel y Palestina”, estimó, en un evento en esa ciudad balnearia, el canciller español, José Manuel Albares.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (foto), anunció el pasado 8 de febrero que la urbe suspendía sus relaciones institucionales con Israel, incluido el hermanamiento con Tel Aviv, “hasta que las autoridades israelíes pongan fin a la violación sistemática de los derechos humanos contra la población palestina”.
Barcelona se encontraba hermanada con la capital israelí y Gaza desde la firma de un acuerdo en 1998.
Colau, quien dirige una coalición de partidos de izquierda, comunicó esa medida, principalmente simbólica, en una carta dirigida al primer ministro israelí, el conservador Benjamin Netanyahu.
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