La tranquilidad de la tarde en la localidad santiagueña de Villa de Ojo de Agua se sacudió con dos disparos y, segundos después, con el llanto de un nene de siete años. Un vecino se acercó a ver lo que había pasado y el cuadro era de terror: dentro del departamento estaban muertos los padres del chiquito.
Micaela Elizabeth Corvalán (29) recibió un balazo en la cabeza. Se encontraba en la cocina-comedor de la casa, ubicada en el barrio El Tala. A su lado yacía el cuerpo de su expareja, Walter Román Gutiérrez (31), que era policía de la provincia, también con un tiro en la sien. Los investigadores desentrañaron rápidamente lo que había sucedido. Era un femicidio seguido de suicidio.
El hecho, investigado por la fiscal de género Lucía González Farías, causó conmoción en esta localidad del sur de la provincia, cabecera del departamento de Ojo de Agua, comuna en la que viven poco más de 15.000 habitantes.
Según los allegados a la pareja, ella había puesto fin al vínculo hace un tiempo y él insistía en volver. Este sábado fue a almorzar con la mujer al departamento que alquilaba y a eso de las 17 se desencadenó el drama.
Corvalán era maestra jardinera y trabajaba en un establecimiento municipal. Gutiérrez, oriundo de Ucacha (Córdoba), se desempeñaba como policía en la Comisaría Comunitaria N° 31.
La Justicia dispuso que el nene que fue testigo del horror reciba asistencia psicológica y permanezca con su familia.
(EN)
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