Un científico de la Unne demostró los efectos nocivos de los agrotóxicos en niños

La evidencia científica acumulada en los últimos años permite demostrar cada vez con más consistencia el peligro que representan los tóxicos ambientales para el neurodesarrollo infantil. El doctor Horacio Lucero del Instituto de Medicina Regional (IMR) de la Universidad Nacional del Nordeste, en su postura de oponerse a la utilización descontrolada de agroquímicos, demostró una estimación del daño genético en personas expuestas a productos químicos y agentes “genotóxicos”; es decir, aquellas sustancias que pueden unirse directamente al ADN causando mutaciones que pueden derivar o no en enfermedades oncológicas.

Algunos ejemplos de estas alteraciones son también el autismo, déficit de atención, trastornos de aprendizaje, retardo mental, problemas en el desarrollo del lenguaje, entre otros.

Lucero planteó que muchos de los pesticidas utilizados actualmente en Argentina han demostrado ser altamente dañinos para el neurodesarrollo en estudios experimentales. Y que la exposición medioambiental en el desarrollo temprano del cerebro está relacionada con un riesgo aumentado de trastornos del espectro autista en niños.

Para el doctor Horacio Lucero es un buen ejercicio de pensamiento crítico hacerse la pregunta siguiente: ¿Pueden los plaguicidas usados en la agricultura intensiva estar llegando en forma masiva a través de fuentes de agua y alimentos de todo tipo y de esta forma ser uno de los causantes del aumento alarmante de estas y otras patologías relacionadas con el neurodesarrollo?