Una cooperativa correntina recibió una importante inversión nacional

La Cooperativa "Colonia San Francisco” de Monte Caseros, Corrientes, recibió del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a través del Programa CoopAR, un aporte de $35.000.000 para ampliar la capacidad de almacenaje de jugos y aceites esenciales.

El Subsecretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional de la Nación, Luis Contigiani, detalló que Cooperativas Argentinas -CoopAR- es un programa federal que hasta el presente se encuentra en 19 provincias y tiene por objetivo promover el desarrollo nacional asociativo a través de las cooperativas agropecuarias.

El objeto de esta inversión es la compra e instalación de equipos e infraestructura, para lograr el incremento en un 100% de los productos elaborados con su consecuente disponibilidad de capacidad de stock de producto congelado, en virtud de que se dispone de acceso a mercados internacionales con alta demanda de los productos cítricos que ofrece la cooperativa.

En los últimos años, Corrientes se posicionó como una gran proveedora de cítricos dulces para el mercado nacional y también internacional. El departamento Monte Caseros es donde se encuentra el principal macizo de naranjas y mandarinas de la provincia. 

La Cooperativa de Transformación y Comercialización Agropecuaria “Colonia San Francisco Lda.” puso en marcha el año pasado su proyecto de industrialización de la fruta cítrica fresca de la zona. Se convierte así en la primera empresa cooperativa de estas características en la provincia, gracias a una inversión varias veces millonaria que permite cristalizar la obra esperada por los asociados.

Fue fundada el 27 de abril de 2002 por los esfuerzos solidarios de varios productores agropecuarios de la Colonia San Francisco, departamento de Monte Caseros, con el objetivo de colocar la producción regional en los mercados internacionales.

La característica fundamental de las unidades productoras de sus socios es la división en chacras de 30 a 50 hectáreas, determinadas por la colonización europea realizada a principios del siglo XX, totalizando unas 2500 hectáreas en tierras fértiles y aptas para el cultivo citrícola, de clima templado. Hoy, la mayoría de las quintas son empresas familiares de inmigrantes europeos con 100 años de trayectoria e historia en este lugar.