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Prohibido jugar con agua

El Chamamé terminó su fiesta dando a lo guapo sus últimos corcoveos, bajo una llovizna empecinada en ser lluvia para darle una malvenida a los corsos que venían abriendo cancha en medio de un titubeante calendario. La lluvia nos está dando una tregua, pero no es momento para dejar a un lado las preocupaciones. El Carnaval comenzó a desplegar sus plumas y lentamente y a ras del suelo, como un chajá, empezó a remontar vuelo.

Por Carlos Gelmi

De la Redacción

Diario El Litoral

Siempre ha sido prohibido jugar con agua. Todos los días porque es un servicio cada vez más deficiente y caro.

En el carnaval, porque una norma de convivencia y buena vecindad establece que los derechos del otro son inviolables ante la agresividad de los  demás, que baldes y mangueras en ristre, pretenden divertirse a costilla del semejante.

En síntesis, el que quiere jugar con agua, juega y el que no, se enoja. O las dos cosas a la vez. Se moja y se enoja…

Se enoja consigo mismo pues llega a la conclusión de que no tiene a quién quejarse, y en esa duda está cuando comienza a caer otro chaparrón que lo obliga a buscar inofensivo refugio. Agua por todos lados…

De poco valieron los ruegos y los sortilegios que los correntinos agotaron en sus más diversas formas tratando de alejar los negros nubarrones y las tormentas que cubrían nuestras expectativas.

 Las plañideras invocaciones del Avío del Alma de Los de Imaguaré que convocara a todos los poderes de la fe más ancestral desde el vuelo de los suiriri, hasta el goteo del charque quedaron en el ruego arandú de la vieja abuela que algo sabe de estas contingencias de los tiempos malos…

El Chamamé terminó su fiesta dando a lo guapo sus últimos corcoveos, bajo una llovizna empecinada en ser lluvia para darle una malvenida al Carnaval que se venía abriendo cancha en medio de un titubeante calendario.

Ahora, ¿qué hacemos, para dónde vamos?

Y, estamos con el agua al y cuello. Con el Chamamé que se va… Con el Carnaval que no. 

Llega y los truenos siguen asustando, aunque poco y desde lejos…

¿Hasta cuándo durará este recreo?

Un problema reincidente

¿Es la primera vez que la programación oficial prevista para el Carnaval tropieza con un inconveniente de tal envergadura? No. Entonces, dejando al margen las improvisaciones que siempre son propias de nuestros quehaceres dejemos el asombro a un lado, y sentados a la orilla de nuestra realidad cercana, recordemos todos los zambullones que ya nos hemos pegado y muchas veces los hemos recordado, como pintorescas anécdotas que hoy vuelven trocados en espantosa realidad  al borde de superar los noveles de la Punta San Sebastián para pasear como Juan  por su casa, por la orgullosa costanera.

No miremos a Corrientes con un solo ojo, cuando tenemos dos. No cerremos las persianas a la luz de la realidad para mirar sólo lo que queremos ver. Veamos todos.  La percepción de lo que está pasando no se liquida al 50 por ciento.

Nos guste o no, la realidad tiene sus vueltas.

De un lado, el deslumbrante carnaval  que pese a todas sus penurias sigue presumiendo de ser capital nacional, y del otro, la franja oscura de inundados y evacuados, con sus angustias y promesas de siempre.

Y las dudas de siempre 

* Aunque a mí las abuelas nunca me lo dijeron. Mucha gente dice poniendo cara de ‘sabía que cada vez que llovió, paró’. Debe ser cierto no más porque de lo contrario no lo estaríamos repitiendo ahora.

*¿O será que en Corriente lo estamos desmintiendo y llueve y no para nunca, o es una chanza del Carnaval? ¿Un dolor más de cabeza para los responsables de la organización oficial o un salvavidas para algunas comparsas que lejos estaban de terminar sus aprestos?

* La lluvia ha puesto en evidencia una dramática síntesis de una de las más graves falencias  de nuestra ciudad: por un lado están los prisioneros del barro y los asediados hasta el ahogo por el agua estancada, por el otro, las falencias del subsuelo.

Momentos clave

La lluvia nos está dando una tregua, pero no es momento para dejar a un lado las preocupaciones.

El Carnaval comenzó a desplegar sus plumas y lentamente y a ras del suelo, como un chajá, empezó a remontar vuelo.

Despacito, es el momento clave para la subsistencia de Momo.

Está  prohibido  jugar con agua…

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