Los siete implicados en la desaparición de Loan Peña el 13 de junio de 2024 iniciaron este jueves una cuenta regresiva hacia la definición que pueda tomar la Cámara Federal de Apelaciones de Corrientes en torno a su situación procesal y el camino que los dirija a un juicio.
Abogados defensores, la querella de la familia y el Ministerio Público Fiscal, concurrieron este jueves de 8.30 a 11.30 a la audiencia previa a una definición de la Cámara sobre los recursos con los cuales los imputados por la desaparición del niño de 5 años de la localidad de 9 de Julio. buscan un alivio o, bien, evitar el juicio.
Se encuentran frente a la posibilidad de sentarse ante un tribunal que, de hallarlos culpables, los condene a penas que pueden ir de cinco a 15 años de prisión. Mientras tanto, salvo Mónica Millapi que permanece en su casa familiar de Neuquén, todos pasan sus días en cárceles federales de diversos puntos del país.
Al igual que Millapi, el marino Carlos Pérez, su esposa Victoria Caillava, Daniel Oscar Ramírez, Antonio Benítez y su pareja -la tía de Loan- Laudelina Peña, junto al comisario Walter Adrián Maciel, tuvieron a través de sus abogados la posibilidad de responder este jueves los términos con los que fueron procesados el 4 de diciembre último por la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo.
Resonó un pedido de nulidad de todo el procesamiento por parte de las defensas, basado -dijeron- en las supuestas contradicciones que existirían en el voluminoso expediente y que flotan sobre la espuma de las dudas en torno a si se trató de un hecho doloso o culposo, si fue un accidente o un plan que concluyó con la desaparición del niño.
Los abogados de los imputados reclaman que hubo personas alrededor del caso que no declararon ni como testigos y que, por el contrario, se convocó en diversas ocasiones a Camila Núñez y Macarena, la hija de Laudelina.
Basado también en la gravedad que implica que se trate de un delito continuado, porque el chico sigue sin aparecer, el Ministerio Público Fiscal sostiene que a Loan lo sustrajeron, lo ocultaron y lo tienen retenido, columna vertebral de la figura penal con la que fueron procesados, independientemente de que luego se confirme cuál fue la finalidad, si fue trata o un accidente o de qué está hecho este misterio que sacudió el país.
En ese sentido, hay un elemento irrefutable, como es la pericia odorológica, es decir, la prueba que arroja el olfato de los perros entrenados y que concluye que en la camioneta de Pérez y Caillava había rastros del chico. Pero -según las defensas- la ventana de tiempo en la que se pudo haber producido ese contacto entre el niño y el vehículo, no se condice con la geolocalización de los teléfonos celulares del marino y su esposa.
No obstante, en esta audiencia clave en términos judiciales, se ventilaron detalles de una investigación que incluye análisis de dispositivos electrónicos, entrecruzamientos de llamados telefónicos y los informes de los registros de comunicaciones, así como los aportes de más de 200 testigos.
Salvo el policía Maciel, comprometido también por su calidad de funcionario público y supuesto encubrimiento, los imputados están procesados por el presunto delito de sustracción, ocultamiento de una persona menor de 10 años.
La acusación sostiene que el procesamiento debe ser confirmado, pues hubo una sustracción de Loan, alejándolo de la esfera de custodia de su padre, José Peña.
"Al día de la fecha cruelmente estas personas procesadas lo mantienen desaparecido", fue una de las frases que pronunció el fiscal general, Carlos Schaefer, partidario de confirmar la resolución de Pozzer Penzo y enviar a juicio a los siete implicados.
Las evidencias que demostrarían que el niño nunca salió de la denominada zona cero y el botín plantado en el barro, arrima a los acusadores a la conclusión de que se lo llevaron.
Si bien el procedimiento indica que la Cámara cuenta con cinco días hábiles para tomar una decisión, el presidente de la Cámara, Ramón Luis González, anticipó que por lo voluminoso del expediente y la complejidad del caso, el plazo se prolongará.
