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“En las refacciones del Teatro Vera se tomaron decisiones pensando en el artista”

Vizcaíno lidera la Dirección Técnica del teatro, que se encuentra en plena reforma para su reapertura prevista para el 9 de julio de 2025. Nos contó todos los detalles de las refacciones en el Vera. 

 

Por El Litoral

Domingo, 03 de noviembre de 2024 a las 09:49

Por Eduardo Ledesma 

Versión gráfica: Belén Da Costa 

Nuestra invitada del episodio 32 de Eduardo Ledesma Pregunta es María Marta Vizcaíno. Ella es arquitecta y tiene más de 15 años de experiencia en la gestión y restauración de espacios culturales, como el Teatro Oficial “Juan de Vera”. 

Actualmente, lidera la Dirección Técnica del teatro, que se encuentra en plena reforma para su reapertura el 9 de julio de 2025. Y en esta entrevista, discutimos sobre los desafíos de restaurar este edificio histórico, patrimonial, y sobre la relevancia de la cultura en la comunidad, con un enfoque en la accesibilidad y la modernización. 

Nos contó los detalles del trabajo que están realizando para aggiornar al Teatro Vera a los nuevos tiempos, las tecnologías necesarias y los cambios que un artista necesita sobre el escenario. Todo, priorizando una obra arquitectónica del año 1913 que es considerada patrimonio material de la provincia. 

¿Qué es lo que pasa ahora mismo en el Teatro? 

Pasa de todo y positivamente. La situación del teatro fue muy particular, fueron unos años entre el mundo descolocado pos pandemia, la actividad artística que no era fácil resucitarla por las condiciones que el mundo demandaba, y empezaron a surgir cosas muy puntuales y netamente técnicas en un edificio de 110 años. 

Por suerte, previo a esto, el Teatro tuvo unas obras importantísimas. La más importante de ellas, en el 2005, donde se trató de acomodarlo, aggiornarlo, ni más ni menos a las características que hoy necesitamos socialmente como aire acondicionado y demás. 

¿Eso tenía? 

Tenía de alguna manera. Pero también habían aspectos que nunca se desarrollaron en mantenimiento, y literalmente explotaron situaciones. Todo lo que era instalación sanitaria, que fue el detonante de esta decisión presupuestaria, fue lo que permitió tomar decisiones para decir que el teatro abierto en estas condiciones no podía estar. 

¿Explotaron las cañerías? 

De alguna manera, sí. Después de una situación muy particular, así como lo decís, empezaron a explotar cañerías. Y después de un diagnóstico exhaustivo, no era solamente una cañería el problema, eran los cables forrados en tela, como hace 100 años, para la parte eléctrica, era la falta de adecuación a un sistema integral contra incendios. 

Dios ayudó todo el tiempo para que nunca hubiera nada desgraciado en ese lugar, pero nunca hubo una condición óptima para poder, por ejemplo, protegerlo ante un incendio. Se empezaron a notar millones de cosas, la estructura propia del escenario. La verdad que era una bomba de tiempo de alguna manera. 

Este teatro es una joya. No cualquier intervención le queda bien. De hecho por querer hacer algo, por ahí se puede lo estropear. 

Así es. Particularmente eso nos pasó con la decisión del escenario por ejemplo. El escenario tenía condiciones en las que ya no se podía bailar, porque no estaban los planos adecuados. Se toma la decisión de rediseñar, se cambia el sistema de madera por uno metálico y el interrogante que sigue es qué se hace con la pendiente. 

Hoy el teatro tiene una pendiente, como la tuvo originariamente, de 3% le decimos nosotros, que implica que arranque en cero en el inicio, en el proscenio, y termine con 37 centímetros al fondo. Si eso se cambiaba, dramáticamente cambiaban las condiciones acústicas, por cómo rebota el sonido y demás. 

Entonces o bajamos la pendiente, como hoy lo piden las escuelas de danza para dar comodidad a un bailarín, o mantenemos una condición patrimonial que le sirvió a la acústica, que es de renombre en el teatro. Hubo decisiones que tomar, que no fueron fáciles. 

¿Y qué se hizo al final? 

Se mantiene la pendiente, se cambió todo el sistema constructivo, y la terminación del escenario, que es propiamente de madera. Hoy hay una porción modular, móvil, en el centro del escenario, para poder usar el subsuelo. El subsuelo, una superficie de 10 por 15, que tenía 90 columnas de madera, imposible hasta de moverse. No servía más que para basura. 

¿Y hoy para qué sirve? 

Hoy tiene nada más que 24 columnas lo que le deja un espacio libre inmenso y va a servir para poder movilizar la parte central del escenario. Y si una obra demanda subir un piano, vamos a poder tener un piano en algún lugar sin ningún inconveniente. Hay una facilidad con esas decisiones, que le van a otorgar calidad al grupo teatral que danza. 

¿Qué más se va a poder hacer que no podíamos hacer? 

Tenemos los ojos por todos lados. El Ministerio de Obras Públicas, la Dirección Provincial de Obras, ha puesto una dedicación inmensa. Ha trabajado con gente del Teatro Colón, asegurándonos qué era bueno sacrificar, qué no, cómo compensar, cómo aggiornar, porque la verdad es esa también. Hoy no podemos abrir un teatro con la tecnología obsoleta de los años 90.

En cuanto al resguardo de incendios, hay un tanque de 40 mil litros de agua. 

Exacto, solamente para eso. Uno de los tantos pliegos en los que estamos trabajando es un sistema integral contra incendios. El Teatro Oficial Juan de Vera tenía sí matafuegos y era un pequeño sistema bastante obsoleto ya para los tiempos. 

Pero hoy tiene, totalmente independiente a cualquier núcleo húmedo, un tanque exclusivo de 40.000 litros. Están calculados para que, Dios no lo permita, si algún día todo el edificio está con problemas, se pueda abastecer absolutamente todo el edificio. 

Ese tanque comunica a todas las plantas, todas las dependencias, cada dependencia tiene salida de emergencia ahora. Es una suma de un montón de pequeñas cosas muy importantes. 

¿La cúpula funciona?

La cúpula funciona. El mecanismo opera perfectamente, abre y cierra en cuatro minutos, lo cual es un tiempo impresionante para poder mantenerlo. Su sistema está operativo, tenemos repuesto de las ruedas, que no es menor, porque son hechas a medida con determinado material. 

La verdad es que hay muchas novedades que no van a ser muy visibles y para mí esa fue la decisión también tal vez más importante. Prácticamente todo lo que está pasando en el Vera, cuando se abra, no se va a ver. 

Eduardo Sívori decía el otro día que se tomaron decisiones netamente pensando en el artista, y es tal cual. Antes el artista tenía para semejante teatro, dos camarines, un pequeño núcleo húmedo, un baño privado, y no mucho más. Hoy, inmediatamente, al terminar el edificio patrimonial, hay un bloque nuevo, de tres pisos, una sala completa de ensayos, con ascensor, o sea, está todo vinculado al escenario. 

Las butacas eran nuevas, ¿no? 

Están impecables y tenemos una buena reserva. También queremos cambiar todo el sistema de sonido e iluminación por LED, que es la tecnología que hoy se usa. 

Nos queda toda una etapa de equipamiento. Por ejemplo, estamos trabajando tanto con el Colón como con el Teatro Bicentenario de San Juan, que tienen los teatros más tecnológicos de este país. Nos están asesorando en qué tecnología ocupar. 

En esa instancia estamos hoy de equipamiento, ya con la obra avanzada. 

Y después hay algunas cuestiones estéticas que también están trabajando.

Sí. Igual en eso somos muy respetuosos, porque sabemos el valor que tiene y la necesidad de que se mantenga. 

Porque además se necesita gente especialista y son los que están trabajando. 

Totalmente, aparte siempre estamos al resguardo de las consideraciones de la comisión de casco histórico. Por suerte se puede trabajar muy bien y se entiende la necesidad de que si no queremos dejar morir al teatro, hay que hacer intervenciones de este tipo.

¿Llegan a mayo o van a julio? 

Estamos a contrarreloj. Pero yo me voy a inclinar por el 9 de Julio, porque tampoco hay mucha diferencia con el ideal del 25 de Mayo. Pero es una alternativa, un objetivo probable. 

¿Quién lo va a operar? ¿Qué pasa con la gente, con el equipo humano y técnico? No es un tema menor. 

Con la impronta que está queriendo dar Lourdes Sánchez (actual directora del Teatro Vera), tenemos tres patas más que no son menores, ¿cómo se va a operar? ¿cómo lo vamos a mantener? y ¿cómo le vamos a dar vida? Estamos en esa instancia y con mucha cabeza pensando en la gente que queda, que no son muchos los empleados del teatro.  

Queremos aggiornarlos, tener capacitaciones, hasta para nosotros mismos, los directivos para estar acorde a las circunstancias. Estamos dándole cabida a todos para saber cuáles son sus necesidades y las de todas las artes escénicas de la provincia. Queremos generar cosas productivas para nosotros como trabajadores, que seamos más especialistas, hoy es indispensable. 

 

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