Piñón Fijo: “Mi traje de payaso me conectó con la infancia, el estado más puro del ser humano”

Con casi tres décadas de carrera, el comediante sigue divirtiendo a los niños. Pasan las generaciones y las risas continúan; llegan los hijos y también los nietos; mientras, en el escenario persiste la esperanza de un mundo mejor para ellos. Eso es un eterno valor en la familia y Piñón Fijo, el personaje infantil por excelencia en el país, lo transmite con la magia que le imprime ese otro traje de superhéroe policromado: el de payaso que nos regala diversión y alegría.

El nombre del nuevo show ya encierra un momento especial, familiar, pero también es toda una síntesis de su trayectoria: “Payabuelo”. Ese título, tal como lo explicó el mismo autor del clásico “Chu chu ua, Chu chu ua”, no sólo se impone porque hace unos meses nació su primer nieto, sino por todo el camino artístico recorrido, de generación en generación. “Llego a la conclusión de que le canto a más de una generación”, sintetizó en una entrevista con El Litoral a pocas semanas de su presentación en Corrientes.

El actor, cantautor y animador llegará con su nuevo espectáculo al Teatro Vera, el próximo domingo 23 de abril, y en este contexto respondió un cuestionario remitido por este diario vía mail. Fue consultado sobre el show, el mensajes a los niños, las nuevas generaciones, las cuestiones familiares (trabaja desde hace tiempo con sus hijos) y también sobre cómo sobrelleva momentos personales difíciles siendo una persona con la eterna y ancha sonrisa del personaje infantil que representa. “Mi traje de payaso, lejos de molestarme, cumplió la función de contenedor emocional; será que me conectó con la infancia, el estado más puro del ser humano”, subrayó. 

Piñón íntimo

- El sentido de familia se acentúa en tu espectáculo, desde el mismo nombre (“Payabuelo”), ¿qué lugar ocupa en tu escala de valores?

- El primero, creo que es el núcleo de personas donde comenzamos a ejercer la vida en sociedad. La diferencia con la sociedad misma, es que en la familia la moneda de cambio es el amor, por lo tanto hay grandes chances de aprendizaje... hasta de los errores. 

- Las generaciones cambian casi tan rápido que no parece haber una frontera clara en lo temporal. ¿De qué se les habla hoy a los chicos y puede ser distinto con respecto a tus primeras canciones y shows?

- Hablo por mí: les hablo de lo cotidiano, trato de ponerle color y poesía al relato. Lo que se ha agregado en estos tiempos son nuevos medios creativos. Creo que en nombre de la creatividad yo justifico el medio para llegar a ella, ya sea un barrilete o una tablet, y si es en compañía del afecto de un adulto responsable y amado, mejor.

- Varios chicos que fueron a verte en tus primeros años, de los 28 que tenés de girar por el país, seguramente hoy ya son padres; ¿cómo influye eso en tu arte?

- De ahí que nuestro show se llame “Payabuelo”. No es sólo por mi abuelazgo, que me tiene feliz, sino también porque llego a la conclusión de que le canto a más de una generación.

- ¿Cómo es trabajar en familia y ver a tus hijos, Sol y Jere, crecer no sólo en lo personal sino también como artistas?

- Un placer, un desafío y un cuento sin final aún. Me entusiasma mucho el saber que es un cuento que aún estamos escribiendo.

- ¿Con qué show se encontrarán los chicos y sus padres de Corrientes en esta nueva gira?

- Nuestro show desde siempre es una seguidilla de canciones entrelazadas por sketchs y gags, esa estructura se repite hace 28 años, lo que va cambiando son las canciones, por ende los disparadores de nuevos gags.

- El chamamé es la música de Corrientes y muchos no saben de tu raíz folklórica, incluso tenés canciones con acordes chamameceros. ¿Cómo te inspiran esas raíces?

- El privilegio de pertenecer al interior del interior y visitar los paisajes de mi país, me han dado la posibilidad de asomarme a los ritmos y cancioneros de cada región. Eso lo valoro y aprovecho como aprendizaje y también es un cuento aún sin final.

- Muchas veces se dice que la tristeza del payaso nunca se puede ver detrás del maquillaje de sonrisa eterna. ¿Cuándo estás triste los demás pueden percibirlo o es un estado muy íntimo?  

- Me ha tocado transitar momentos muy difíciles en la vida, ni más ni menos que lo que le sucede a todo el mundo. Enfermedades, pérdidas de seres queridos, desencuentros, y mi traje de payaso, lejos de molestarme, cumplió la función de contenedor emocional. Será que me conectó con la infancia, el estado más puro del ser humano. 

- Una inquietud recurrente en las provincias tiene que ver con la ecología y en tu caso hay una defensa de los montes nativos. ¿Por qué como sociedad aún requerimos más concientización para defender estas cuestiones que ya podrían estar naturalizadas?

- Creo que por lo mismo que existe la guerra, la corrupción, el narcotráfico y tantos otros dolores más. El egoísmo y la avaricia se disfrazan de distintas maneras para subsistir en la humanidad, aunque los humanos no entendamos que los únicos que nos destruimos somos nosotros mismos 

- En reiteradas ocasiones se dice: “Los niños son el futuro”, pero ¿qué mundo les estamos dejando a nuestros chicos?

- Esta respuesta tiene una conexión con la anterior. Desde mi lugar trato de cantarle al niño o a los niños, que serán los adultos transformadores de su propio presente y el de sus contemporáneos. Quizás suene a utopía pero es que María Elena Walsh a mí me tiñó la infancia de ilusión y hoy soy lo que soy, ni mejor ni peor que nadie, pero con la ilusión intacta. (GAL).