Lo más valioso

Por Leticia Oraisón de Turpín

Orientadora Familiar.

Qué es lo más valioso que tenemos? Pensándolo bien, seguro que terminaremos declarando que lo más valioso es nuestra familia.

Y con toda seguridad que la familia, esa que está detrás de cada uno, es el patrimonio por excelencia que todos tenemos.

Nadie puede decir que carece de ella, ya que nadie nació de un repollo; todos, todos, tenemos padre y madre y muchas veces hermanos. Todos tenemos, además,  abuelos, tíos y primos.

Puede suceder que por diversas circunstancias de la vida, perdamos uno o varios miembros y nos quedemos sin ellos, pero han existido, estuvieron, no estamos desligados o desprendidos, pertenecemos a algún tronco familiar que fue el sustento vital y emocional de nuestras vidas.

Es cierto que existen personas que, por opción o por desgracia, están solas, pero tienen o han tenido padre, madre, abuelos, tíos y tal vez hermanos.

Quién está solo, es carente, es necesitado, es un eslabón desprendido que espera enlazarse a otro u otros para completarse.

Solo con las ataduras afectivas que nos sostienen y nutren, podemos realizarnos más pródigamente; un padre, un hermano, un abuelo, un tío son lazos de amor que nuclean y manifiestan ciertas características y tendencias propias de cada familia.

Los hermanos, especialmente, son los pares que fortalecen y apoyan en la etapa creativa y fecunda de las personas, porque son los más parecidos, los más afines, los que provienen de la misma esencia y el mismo alimento espiritual.

La formación y los principios que nos nutrieron en la infancia, son los mismos y logran por eso sustentarnos y afianzarnos más firmemente que con otros pares.

Felices los seres que tenemos un hermano o hermana que nos apoyará siempre, porque más allá de las diferencias ocasionales o circunstanciales, son las personas que más nos quieren, por lazos de sangre, de formación y de crianza.

No dejemos que disgustos ocasionales y pasajeros distancien o fracturen lazos afectivos tan caros y verdaderos, porque con seguridad ningún otro podrá jamás sustituirlo con la fuerza y el amor que aquellos sustentaban. 

No perdamos al hermano por motivos fortuitos que finiquitan en el tiempo, porque lo más valioso que Dios nos dio en la vida es la familia, y esta jamás podrá ser reemplazada por voluntad humana.

Dios nos creó libres, con afectos e inteligencia, pero no nos hizo solos, nos enlazó fuertemente a otros miembros iguales a nosotros, para que tengamos más fuerza, más estímulos y más alegrías, que sustentaran nuestra alma y nuestros sentimientos. 

Porque la familia se sostiene en el amor y en la comprensión tolerante, que nace de sentirse fuertemente unido por lazos de sangre, de sentimientos, de vivencias y luchas mancomunadas, que nos hacen iguales, como un cuerpo con muchos miembros distintos, pero armónicos,que responden a una unidad, que es indestructible junta y se disgrega, debilita o destruye, si uno solo de sus miembros se desgaja, resquebrajando la unidad y el espíritu común.

Lo mejor que tenemos es nuestra familia, que nos quiere sin preguntas ni cuestionamientos serios, inquisitivos, incómodos o discriminatorios. 

Porque Dios Creador del Mundo nos dio a cada uno un regalo, cuando dispuso que naciéramos siempre dentro de un núcleo cerrado por un hombre y una mujer, que se encargarían de ese indefenso y necesitado ser, formando así, nada menos que una familia, como cobijo amoroso no solo del cuerpo sino también del alma de cada niño que despierta a la vida.    

Depende de la libertad del hombre si con soberbia quiere modificar lo que sabía y naturalmente dispuso el Creador.

Los resultados saltan siempre a la vista de quién los quiera ver.