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Leer

Por José Ceschi

 ¡Buen día! “De verdad existen personas que hablan como libros. Por fortuna, como compensación hay libros que hablan como si fueran seres humanos”, escribió Theodor Haecker. Y qué bueno que incentivemos el hábito de leer. El célebre obispo norteamericano Fulton Sheen elaboró una serie de pequeñas reglas que pueden resultarnos útiles para que nuestra lectura rinda mejor fruto. Aquí van algunas:

1. Tómele el “gusto” al libro o revista antes de leerlos. La mente es más importante que el estómago. Así como hay comidas que sólo sirven para el tacho de residuos, así algunas lecturas no son aptas para la mente. 2. Una mente que no se perfecciona por la buena lectura se entorpece. Los músculos que no se usan se atrofian, y una mente que no se alimenta termina languideciendo. 3. Limitar nuestras lecturas a los diarios y a las revistas semanales es caer en la uniformidad y monotonía del hormiguero. Cuando todos saben la misma cosa, nadie sabe nada. 4. La mejor hora para el estudio depende de la constitución física de cada uno. Hay quien nace “gallo” y trabaja mejor por la mañana; otros nacen “búhos” y dan mentalmente lo mejor de sí por la noche. 5. Así como el alimento es masticado, lo mismo debe ocurrir con la lectura. Como la boca posee jugos transformadores del alimento, así también la mente tiene jugos mentales para convertir la lectura en conocimiento. Como la madera debe ser hachada antes de encenderse, así la lectura debe meditarse para captar todo su sabor.

6. El ojo no siempre ve; de vez en cuando parpadea o cae en temporaria ceguera. Así la mente también tiene que apartarse de lo que lee, para reflexionar sobre el conocimiento, a fin de comprenderlo mejor cuando vuelva a leer. 7. Si el libro es suyo, léalo con un lápiz en la mano; marque los pasajes importantes, para una segunda o tercera lectura. Si no es suyo, pase por alto la sugerencia. (Hasta aquí F. Sheen). Le dejo un pensamiento de José Martí, que de libros entendía bastante: “Un libro, aunque sea de mente ajena, parece como nacido de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada libro nuevo”.                       

     ¡Hasta mañana!

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