Por Prof., Dr. Hugo Luis Pizzi *
Especial. Publicado en Télam.
Hipócrates, el padre de la medicina, nació en la isla de Cos en Grecia (460-370 a. C.); en sus aforismos, de permanente actualidad, decía: “Los seres humanos reaccionan ante las epidemias con impotencia y miedo; siendo las victimas más certeras de la misma, los indolentes e imprudentes”.
Hoy vivimos una trágica pandemia, atacados por un virus impredecible, poco conocido y con gran capacidad destructiva. Este microorganismo está cuarto en capacidad de contagio:
1- Sarampión (un enfermo puede contagiar a 15 personas).
2- Viruela
3- Sars
4- Covid-19 (que contagia a tres personas y luego progresa geométricamente). No solo es motivo de estudio el comportamiento del virus, sino también el de una sociedad variopinta conformada por pequeños grupos que con su accionar errático y desafiante complican y demoran la solución de esta epidemia.
A lo largo y ancho del país, el Centro de Enfermedades Tropicales de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba recopiló origen de brotes y en un porcentaje que oscila alrededor del 80 % son imprudencias. Daré algunos ejemplos para ilustrar:
1- Santa Cruz: un camionero que llega de Ushuaia y hace un cumpleaños en Río Gallegos (zona blanca) con treinta personas. Contamina la ciudad, porque cada uno de los asistentes vuelve a su casa y en las mismas están sus familias.
2) Jujuy: cien días de zona blanca permitió a las autoridades el turismo interno. Cruzan la frontera bolivianos sin control, por el caos sanitario que vive su país, y contaminan. Además, transportistas ayudaron a dispersar el virus y sumir a la provincia en un colapso sanitario.
3- Córdoba: fiestas clandestinas de 220 personas, reuniones en barrios privados no permitidas. Contaminación de poblaciones sobre Ruta Nacional 9 (Córdoba-Rosario-Buenos Aires). Un caso paradigmático fue que mandaron operarios del Banco Nación de Buenos Aires al Banco Nación de Villa Dolores. Estos electricistas difundieron el virus en una zona limpia de covid-19. Doscientos enfermos.
4- Amba: casamientos, fiestas clandestinas, movilidad de la población en transporte público, etc.
Son algunos ejemplos que muestran la dinámica de dispersión y de rebrotes. Generalmente vehiculizados por jóvenes cuya franja etaria oscila entre 15 y 34 años; adultos que desafían por ser ignorantes, temerarios, irreflexivos, imprudentes o disparatados en su accionar (Chapelcó, Neuquén; en el Obelisco, Buenos Aires).
La característica que tiene esta pandemia es que el virus que la produce contamina antes de que la persona tenga síntomas; por lo tanto, quien lo lleva, lo dispersa y expande antes de percatarse de que lo tiene. Eso hace dificultoso su control y le permite al mismo difuminarse por todo el territorio.
Desde el comienzo de esta catástrofe, el virus tuvo una mutación que lo hizo más contagioso y menos letal.
Por lo tanto, ya que se avizoran en el horizonte las vacunas, deberíamos adherir con fuerza y responsabilidad a las medidas sanitarias emanadas por la autoridad nacional, provincial y municipal. Porque si seguimos ignorando estas normas, solo nos quedará hacer un inventario de la retahíla de disgustos.
* El autor es profesor titular plenario de la Universidad Nacional de Córdoba.
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