El sábado pasado murieron 82 personas y hubo 110 heridos en un incendio en Irak. Sucedió en el hospital de Bagdad, en una sala de terapia intensiva para pacientes con coronavirus. Tras esto, el primer ministro iraquí, Mustafa al Kadhimi tomó medidas.
Según los dichos del Jefe de Gobierno, las causas del incendio están bajo investigación. Sin embargo, fuentes medicas anónimas citadas por medios de comunicación locales comentaron que el accidente fue por el estallido de cilindros de oxigeno almacenados en la sala de cuidados intensivos sin respetar las condiciones de seguridad.
En Twitter se expresó el vocero de la Comisión de Derechos Humanos de Irak-un organismo semioficial- Ali al-Bayati y dijo que, entre los muertos, al menos 28 pacientes estaban conectados a respiradores por casos graves de coronavirus.
Las llamas iniciaron en la noche del sábado y los bomberos recién pudieron extinguirlas el domingo por la madrugada.
Se trata de una desgracia, más en un país de 40 millones de habitantes cuyo sistema de salud nunca se ha recuperado de cuatro décadas de guerra.
Este domingo, Kadhimi suspendió al ministro de Salud y echó al director del hospital Ibn al-Khatib junto a otros funcionarios. También decretó tres días de duelo nacional.
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