Marihuana durante el embarazo y la lactancia

Por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)

El cerebro humano, desde que comienza a formarse en el embrión, presenta receptores para cannabinoides involucrados en el desarrollo neurológico, entre otras funciones. Por lo cual el consumo de los fitocannabinoides durante el embarazo y la lactancia interaccionan con estos, generando cambios en las diferentes etapas de la vida embrionaria y perinatal.

Está demostrado por diferentes estudios, y crece la evidencia acerca de los efectos adversos en el embarazo y en el lactante, de manifestaciones que se observan en la infancia y la adolescencia. Los cannabinoides se unen al tejido adiposo, lo cual resulta en su acumulación en el organismo y consecuente prolongación de sus efectos. La completa eliminación puede durar hasta 30 días. Existe evidencia que los cannabinoides y otros componentes del cannabis atraviesan la placenta y se excretan a través de la leche materna, y de esta forma tanto el feto como el recién nacido y el lactante pueden verse expuestos a estos.

Se ha detectado la presencia de delta9-THC (tetrahidrocannabinol) en la sangre fetal, representando entre un tercio a una décima parte del nivel en sangre materna. El THC puede acumularse en la leche materna en concentraciones hasta ocho veces mayores que en el plasma. A nivel placentario disminuye la circulación a través de la arteria uterina modificando el aporte de nutrientes. 

El uso en forma fumable genera monóxido de carbono que disminuye el aporte de oxígeno al feto con aumento de afinidad por la hemoglobina fetal generando hipoxia. Asociado a tabaco, se registran alteraciones múltiples en placenta y feto generando retraso del crecimiento intrauterino, amenaza de aborto, prematurez y riesgo de muerte súbita del lactante.

Las alteraciones neurológicas y cognitivas que se evidencian asociadas a consumo de cannabis son:

l Alteración de la agudeza visual, de la percepción y habilidades de la lectoescritura, del razonamiento y la comprensión verbal, de la memoria a corto plazo.

l Alteraciones de la impulsividad e hiperactividad.

Todas estas alteraciones se explicarían por la disrupción del sistema endocannabinoide en las etapas tempranas del neurodesarrollo. A nivel inmunológico se observa mayor susceptibilidad a infecciones en la vida adulta, secundario a factores epigenéticos involucrados en efectos a largo plazo.

Durante la lactancia se observan metabolitos de THC y otros cannabinoides en leche materna identificándose también en heces del lactante. Estos se detectan también en análisis de orina tanto en recién nacidos como lactantes. Surgen también alteraciones en el tamaño cerebral en la primera infancia, observándose en hijos de madres consumidoras de cannabis alteración de la conciencia, deterioro en la succión e hipotonía. Con consumo de cannabis en el primer mes posparto también se detectaron alteraciones del desarrollo motor al año de vida.

De todo esto surge la necesidad de no banalizar el consumo de cannabis durante el embarazo y la lactancia, y los pediatras que conforman la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) convocan a realizar una anamnesis más profunda a quienes se presentan a la consulta. La recomendación entonces seria: “cannabis 0 durante el embarazo y lactancia”.

Más información: www.sap.org.ar