La buena noticia que espera el Gobierno esta semana es que el índice de inflación de mayo sea menor al de abril, que con su variación del 4,1% desacomodó tanto al oficialismo como el 4,8% de marzo. Los registros que tienen los consultores no son homogéneos, pero si se quita el valor más alto y el más bajo, el resto oscila en 3,5%.
La cifra del Indec, que se conocerá este miércoles, seguramente hará que el tema precios suba un escalón en la agenda. El equipo gubernamental tratará de capitalizar de alguna manera esta desaceleración, pero a su alrededor lo que se debatirá con más intensidad es si con el nivel acumulado de inflación la economía estará en condiciones de recuperarse más rápido de cara a las elecciones.
Con la flexibilización de las restricciones que decidió aplicar desde el sábado, el oficialismo cumplió un objetivo: enfriar un poco los temas que concentraron la discusión política y social de los últimos dos meses: el impacto económico de la pandemia, por un lado, y el debate sobre las clases presenciales por el otro.
El escenario sanitario tiene un paralelo con el de la inflación: el número más duro ya pasó y con el nivel actual de contagios, están listos para encarar el regreso gradual de los chicos a las escuelas.
La vacunación dejó de ser un proceso intermitente, para ganar la continuidad que la Casa Rosada había soñado meses atrás. La llegada de inmunizantes tiene un flujo asegurado (esta semana empezaron a arribar las AstraZeneca elaboradas junto al laboratorio argentino mAbxience) y aunque todavía la Casa Rosada no logró alcanzar el objetivo Pfizer, el país está sumando más proveedores, como el laboratorio chino Cansino Biologics, fabricante de una vacuna monodosis conocida como Covidecia, y el indio Bharat Biotech, cuya marca es Covaxin.
En los dos últimos casos, el comprador será la provincia gestionada por Axel Kicillof. Ambos contratos sumarán 20 millones de vacunas, que estarán disponibles para fin de año porque el gobierno chino debe aprobar aún el convenio, y la India todavía no reanudó entregas por sus problemas logísticos.
Lo que se ve en el horizonte como escenario son tres anillos casi superpuestos. En cada uno el Gobierno tiene una apuesta hecha. En el sanitario, esperan que la multiplicación de vacunas contenga los contagios.
En el económico, que la flexibilización vigente reanime a varios sectores y que una menor inflación dinamice el consumo. En el político, que las dos apuestas anteriores funcionen.
La oposición cree en sus chances más allá de que se den estos repuntes. No obstante, hasta julio habrá más pelea por las candidaturas que por el discurso al que cada sector apelará para enfrentar las legislativas. Un número que se salga del guión será como barajar de nuevo.
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