Parto respetado: atender las necesidades de la madre y el bebé como principio

Cada nacimiento es una nueva oportunidad para establecer los mejores estímulos en la llegada al mundo por fuera del útero y las mejores condiciones en el entorno familiar para la crianza sensible y atenta de los niños y las niñas. Al respetar las necesidades de la gestante y lograr que atraviese el parto de manera cuidada, facilitamos que sea una experiencia positiva, lo que luego redunda en los cuidados hacia sí misma y hacia su bebé. 

Cada parto es, en la inmensa mayoría de los casos, un evento de enorme felicidad para quienes esperan a ese hijo o esa hija. Es también, en cada ocasión, un proceso íntimo, único, irrepetible. Las necesidades de las personas son tan diversas como diferentes los seres humanos. La flexibilidad y sensibilidad de los equipos perinatales que los atienden hacen posible responder a esa diversidad. 

Al respetar la presencia de quien la gestante elige, antes y durante el parto, establecemos las condiciones para el mejor resultado, con posibilidad de reducir el dolor, disminuir el tiempo del trabajo de parto, las cesáreas y el parto instrumental. En la persona que acompaña, favorecemos su posicionamiento en el cuidado de los niños y las niñas. Al respetar las necesidades de quienes nacen favorecemos el establecimiento de las condiciones más saludables para su crecimiento y desarrollo. 

La adaptación al medio extrauterino en los minutos inmediatos posteriores al nacimiento, requiere, como única intervención, la observación para la constatación de su vitalidad. Las personas recién nacidas, en contacto íntimo y continuo con la piel de su madre, son capaces de iniciar la lactancia. La realización del deseo que el contacto piel a piel suscita es una experiencia que permanece guardada en los confines del olvido, en áreas de la memoria del sistema nervioso relacionadas a las emociones. 

La lactancia así establecida, garantiza mayores probabilidades de ser prolongada y origina en la persona puérpera confianza en su capacidad para amamantar. Conocemos cuáles son las prácticas que brindan la mayor seguridad a los nacimientos, con efectos inmediatos y a largo plazo.  

Junto a las prácticas basadas en la evidencia, respetar las necesidades de las madres y de los recién nacidos, garantiza las bases para el mejor desarrollo de las personas. 

Descifrar esas necesidades, que son derechos protegidos por un marco legal, requiere empatía de equipos, para que nacer en las instituciones sea una experiencia feliz, pero también segura, en las maternidades, con todo lo necesario para intervenir en las situaciones que lo requieran.

El respeto y la empatía son las principales condiciones de una actitud inclusiva, positiva y trascendente. Tanto en instituciones públicas como privadas, parto respetado significa calidad en la gestión asistencial. Con nuestras prácticas, favorecemos el mejor desarrollo del colectivo en el que los niños y las niñas crecen, con más probabilidades de prosperar y transformar realidades, para lograr un mundo mejor.

Más Información: www.sap.org.ar