Por Adalberto Balduino
Especial para El Litoral
Estamos ante el avistaje de nuevos objetos no identificados (UFO-Objeto volador no identificado), que en un santiamén definen causas y orígenes de males. A primera vista suenan como respuestas exculpatorias, como para justificar lo injustificable, siguiendo la línea de nuestras culpas derivadas como bumerán.
Bumerán, ese objeto milenario de no más de 50 centímetros, que construido de diversos materiales como el cartón, la madera, el plástico, fibra de carbono, no es solamente oriundo de Australia sino también habitó el antiguo Egipto. Ha sido utilizado también como arma, ya que afiladas sus aspas en forma de “L”, puede ser letal.
Lo notable que al ser lanzado, de no impactar con nada, regresa generalmente al apunto de origen, como así cambiar de dirección con rumbo menos pensado.
Como se cambian en este país y en esta gestión permanentemente los vientos que hacen peligrar su estabilidad, sin medir ni razonar, las explicaciones que se expresan lo que puede ocasionar resultados más graves.
Es decir, que los justificativos impensados, son muchos más peligrosos que el origen de las causas. Lo dijo el Presidente, corroborando las certezas de las “Nubes de Ubeda” que un adicto lo dijo alguna vez en un famoso debate televisivo con el excanciller Caputto.
Sobre la inflación, el Primer Mandatario lo solucionó de un plumazo: “Gran parte de la inflación es “autoconstruida”, está en la cabeza de la gente.”
Es como rehabilitar la incongruencia de otro notable, que desde el mismo sillón lo dijo seguro de sí: “Estamos mal, pero vamos bien.” La inflación no es un pensamiento, es una desgracia que desvaloriza todo lo que encuentra a su paso, ni tampoco “la autoconstrucción”. Enterarnos de los precios, desde la comida hasta el propio vestir, es descubrir un mundo terrorífico en ciernes.
El hecho está, ir a cobrar con una “carretilla” para que quepa tanto papel, y ver que el contenido que suma se queda corto. La ciencia ficción no podría ilustrar con mayor exactitud, la verdad de lo que pasa.
Trama trágica, asusta cuando se razona. Somos una máquina de decir lo que no debemos, especialmente quienes dirimen el poder, entonces luego vienen las aclaraciones que en definitiva complican mucho más. De lo trágico, como un pase de magia, se salta a lo cómico. Son los estados de ánimo provocados por tanta improvisación, o bien destinados especialmente a alimentar esa bolsa de recursos que dan pena y que no tienen justificación alguna.
Hace ratos, mucho tiempo que dejamos de ser coherentes. Ni quienes lo dicen están convencidos.
Se está realizando, tal lo programado, otra reunión de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), en Buenos Aires, siendo su presidente pro tempore, Alberto Fernández, entidad que aglutina 33 países. Organismo creado el 23 de febrero de 2010, destinado a brindar apoyo en todo cuando tenga que ver con la gran presencia poblacional de los pueblos integrantes y sus necesidades.
También allí, por hablar de más como competen a estos estados de relatos memorables, hemos dado la nota: en su alocución, el ministro de Economía, Sergio Massa, dijo: “Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur, Brasil y la Argentina tienen la responsabilidad de cuidarlo, como todo hermano menor.”
Lacalle Pou, presidente del Uruguay, no solo le respondió sino que puntualizó cómo se “ideologiza” la Celac, y en cuanto al hermano menor, dijo: “Armó un mundo en el que hay un hermano grande y un hermano chico, y no tiene nada que ver con la realidad. Se armó toda una historia. Una historia de fantasía. Es de Disneylandia”.
Seguramente, reafirmando su “tesis” de sensación: “Gran parte de la inflación es autoconstruida, está en la cabeza de la gente.”, permitirá salvar semejante burrada. Porque rápidamente las inconsistencias siempre, a la larga, pierden razón de ser.
