Dolores de cabeza

A tres meses del cierre de listas, el gobierno necesita recursos para llegar en paz a la firma de candidaturas con un conurbano que está más caliente que un horno  debido a la crisis económica y la inseguridad. La oposición se prepara para una interna feroz y las terceras fuerzas deben consolidar armados si aspiran a ser árbitros en las elecciones de este año.

Mientras tanto, queda claro que a Alberto Fernández hay que leerlo al revés y que el populismo sí fue magia: se esfumó toda la ganancia de las retenciones en su cumpleaños número 20.

A saber: el Presidente le declaró hace un año la guerra a la inflación, que durante febrero llegó a 6,6% y 102,5% interanual, y para marzo se estima que llegará al 7%. Las bebidas y alimentos 9,8% y 108,4% interanual. 

El Banco Central tuvo su peor marzo desde 2019, vendiendo casi 2900 millones y un dólar blue que está en torno a $390. 

Esto, sumado a los cortes de luz, es la descripción perfecta del colapso definitivo del populismo. En efecto, la ola de calor que hemos vivido en marzo con el día más caluroso en 117 años, volvió a demostrar que el modelo nacional & popular funciona entre los 10 y 25 grados.

Se cumplieron 20 años de las retenciones al campo, el gobierno recaudó USD 175.000 millones y todo ese dinero se esfumó en populismo. Las últimas semanas del pasado mes se caracterizaron por el show del acampe en la Av. 9 de Julio, demostrando que no alcanza con regalar dinero, sino que hay que generar trabajo genuino. 

Como si fuera poco, la inseguridad araña en la cara a la ciudadanía toda, cada día.

El asesinato del colectivo Pedro Daniel Barrientos fue el detonante de una reacción violenta por parte de algunos colegas de la víctima. En parte, por la falta de políticas en materia de seguridad, y otro tanto por la ausencia de empatía de funcionarios como el ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, que se ha acostumbrado a anteponer su papel de “Rambo” con un tanto de charlatanería.

La situación finalmente desembocó en un hecho inesperado pero podría haber terminado el algo más grave. Si las cosas se iban de control, el ministro podría haber sufrido lesiones aún peores de las que padeció, y eso nos debe llamar a la reflexión.

Durante el último tiempo algunos dirigentes adoptaron un discurso violento como muestra de un hartazgo irracional que no solo nos afecta negativamente como sociedad, sino también lejos de mejorar las cosas, las empeora. 

Este episodio siguió con una declaración carente de empatía por parte de la vicepresidente Cristina Fernández, y la detención de los agresores mediante un procedimiento con mucho olor a venganza.

Y a su vez, la oposición se retrae de la realidad con una interna de grandes proporciones.

La oposición sufrió una baja en su nómina de candidatos a la presidencia, como la de Mauricio Macri.

El exmandatario manifestó su decisión en dos videos difundidos en sus cuentas de redes sociales. En el primero dijo que no sería y en el segundo dejó entrever que había tenido la intención de postularse. Esto tal vez se deba a que en parte las presiones de los propios para que se definiera habría precipitado una decisión que, más cercana a la fecha del cierre, habría tenido otro sentido.

De esta forma se abrió una caja de Pandora dentro de JxC, donde sus miembros comenzaron una pelea que no tendrá cuartel, y que dilapida mucho tiempo en mirar qué ocurre con otras fuerzas, en lugar de trabajar en una propuesta que indique qué harán si les toca gobernar nuevamente. 

Sumemos que el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta decidió habilitar la boleta única electrónica en la ciudad, lo que beneficia a su aliado del radicalismo, Martín Lousteau. ¿Le servirá para emanciparse de Macri?

Y como si fuera poco semejante escenario, en el plano internacional a la Argentina no le va mejor.

Ecuador expulsó al embajador argentino, Gabriel Fuks, por considerarlo cómplice en la fuga de María Ángeles Duarte, la exministra de Rafael Correa, quien estaba asilada en el consulado argentino en aquel país por un caso de corrupción. 

Ese escandalete no impidió que nuestro Presidente visitara los EE.UU., el encuentro con Joe Biden duró unos doce minutos, y tuvo como eje un pedido (casi un ruego) de Alberto para obtener más recursos que le permitan llegar a las elecciones dentro de una relativa calma. Es decir, el imperio es malo hasta que necesitas pedirles que el FMI te preste dinero.