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La casta versus “motosierraman”

Domingo, 24 de septiembre de 2023 a las 11:54

Por Emilio Zola

Resta un mes para las elecciones presidenciales del 22 de octubre, lapso de tiempo determinante para que los candidatos aventajados por el impertinente Javier Milei acorten distancia en un teatro de operaciones configurado para el triunfo libertario.
Ni el más agudo de los analistas duda de que si los comicios fueran hoy el ganador sería el hombre motosierra, producto gestado a la sombra de la ineptitud de una clase política que durmió en los laureles del bipartidismo sin advertir que después de tanta grieta sin soluciones era lógico que irrumpiera una tercera fuerza inspirada en la disrupción de las nuevas derechas.
Milei dio el batacazo en las primarias con 30 puntos que nadie esperaba. A partir de allí, encaramado en la cima de las preferencias de un electorado escéptico capaz de renunciar al constitucionalismo social con tal de producir un golpe de timón que interrumpa la tempestad inflacionaria, se volvió el rival a vencer por el capitalismo inclusivo que propugna Sergio Massa y por el liberalismo de centroderecha que propone Patricia Bullrich.
¿Podrán Patricia y Sergio? Las encuestas son poco creíbles desde que los consultados aprendieron a esconder sus verdaderas intenciones, pero la lógica de funcionamiento de los aparatos políticos indica que ambos contendientes tienen con qué limar las posibilidades del libertario, cuya gran debilidad reside en el nulo andamiaje territorial tan necesario para traducir las adhesiones ciudadanas en votos contantes y sonantes.
Las elecciones provinciales volvieron a desnudar la insuficiencia del aparato mileicista, cuyos referentes de tierra adentro no despegan aunque se disfracen con una peluca aleoanada. Las elecciones de Santa Fe y Chaco (donde se consumó la caída de un otrora coloso del kirchnerismo como Jorge Capitanich) fueron demostraciones de que el único activo de Javier Milei es él mismo y las sensaciones que despierta en un nutrido estrato de electores: una mezcla de esperanza, revancha y bronca que deriva en optar por lo desconocido aunque ello implique caminar por la cuerda floja de un precipicio que dejaría al país sin moneda, sin salud, sin educación, sin relaciones con Brasil y sin libertades civiles como los derechos de género, el matrimonio igualitario y el aborto legal.
Otro resultado sintomático podría verse hoy en Mendoza, donde el favorito Cornejo tiene serias chances de certificar la nueva correlación de fuerzas que caracteriza a Juntos por el Cambio desde que el macrismo fomentó la equivocada interna contra Rodríguez Larreta, una figura desperdiciada cuyo perfil hubiera sido (en tren de ucronías) más solvente para confrontar con la impostada rebeldía del favorito despeinado.
Esa nueva correlación de fuerzas dejó en evidencia al verdadero sostén de la alianza opositora que hace un año tenía todo para volver al poder: el radicalismo; y así lo dejaron en evidencia los gobernadores Gustavo Valdés y Leandro Zdero (flamante electo de la provincia vecina) cuando flanquearon a Patricia Bullrich en sus discursos triunfalistas de hace una semana.

¿VOLVISTE PATRICIA?

El problema para Bullrich es que las victorias distritales no le aseguran una transferencia de votos. Los mismos que hoy votarán por Cornejo y hace una semana eligieron a Zdero metieron la boleta del “león” en las PASO. Esa transversalidad decisional de los votantes es multifactorial, pero a partir de la interna que eliminó al jefe de Gobierno porteño se sumó como causa otro fenómeno: se desdibujó por completo la efigie combativa de la ex ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri, esa Patricia Bullrich que enfrentó a capa y espada las denuncias por el caso Maldonado, la que respaldó a los gendarmes ante las acusaciones de las organizaciones de derechos humanos y recorrió las porosas fronteras argentinas uniformada con garibaldina militar, en la lucha antinarco.
Fantino le dio a Milei un argumento clave para herir la autoestima de la candidata de Juntos por el Cambio, cuando le preguntó al aire si “Bullrich es tu segunda marca”. El líder de La Libertad Avanza cazó al vuelo la idea y redobló: “No es mi segunda sino mi quinta marca”; y a partir de ese momento se dedicó a instalar en las tribus tiktokeras que el verdadero duro es él. ¿Cómo? Marchó por el conurbano con una motosierra en marcha. Se dice que sin cadena, para que no le salga (y no precisamente en el sentido figurado, cosa que le suele suceder en sus cáusticas apariciones mediáticas).
Pero su paso por el NEA pareciera haberle devuelto a Patricia Bullrich la mística perdida. Al día siguiente de festejar con Zdero se animó a una gira de cuerpo presente por el barrio “Emerenciano Sena”, dominios del desmoronado imperio piquetero que daba sustento político a Capitanich en la periferia empobrecida del sur resistenciano. Allí, la “comandante Pato” volvió a ser ella cuando enfrentó a los acólitos que todavía defienden al sospechoso de asesinar y desaparecer a Cecilia.
“Cállese. Este barrio no es suyo, porque se construyó con el dinero de todos los argentinos. Este barrio es de todos los argentinos”, espetó la candidata presidencial, ante las cámaras, a una fanática de Emerenciano. De fondo, un mural con el nombre del jefe guevarista sazonaba con épica la escena, pues aunque encarcelados y sin padrinos en el poder, Sena y su esposa, la referente de ultraizquierda Marcela Acuña (y verdadero cerebro de la agrupación), siguen siendo sujetos imputables de peligro concreto por cuanto no vacilarían en mandar a sus perros para morder por venganza.

¿MASSA MANDA O SACA PLATA?

El candiministro Sergio Massa, en su andarivel, juega con las cartas que tiene a mano. Acierta con la idea de que agarró el fierro caliente para salvar al país de un presunto estallido, pero erra cuando toma medidas económicas sin abrir una ronda de diálogo con las provincias y municipios que sufren directamente el impacto de una reforma tributaria de neto corte electoralista.
Lo que gana por un lado (perdonando temporalmente el impuesto a las ganancias a los sectores medios), Massa lo pierde por otro, porque los jefes comunales que padecerán una poda que en Corrientes alcanza a los 36.000 millones del presupuesto anual, ya se encargaron de transmitir a sus comunidades que vienen tiempos de ajustar cinturones ante la eventualidad de que el plataducto de la coparticipación deje en llanta a las administraciones más vulnerables, dependientes del flujo federal.
Tanto Massa como Bullrich han puesto en marcha estrategias cruzadas en un mes para el infarto. Son 30 días en los que deberán salir a convencer sin entrar en el juego de Milei, que saca ventaja por el lado de la gestualidad, en el terreno virtual. El ministro de Economía tiene una bala de plata que es controlar la inflación en una estadística que ahora se medirá semanalmente, para lo cual deberá pisar el dólar aunque vengan degollando.
Patricia, por su parte, tiene la gran oportunidad de diferenciarse del libertario en aspectos esenciales de las conquistas populares argentinas: universidad gratuita, escuelas sin vouchers, hospitales para todos, un plan económico realizable que en vez de una dolarización utópica contemple un shock de estabilidad a través de una libre flotación de monedas. De su lado tiene nada menos que al ministro de la Corte Horacio Rosatti, quien anticipó (increíblemente en un juez de su envergadura) el veto judicial a la ecuatorización económica.
Ambos candidatos tienen lo más importante que son las estructuras organizacionales de los partidos políticos que los sostienen, consolidados en todos los rincones del país, con un ejército de militantes y fiscales que pueden marcar la diferencia en una contienda electoral palo a palo.
Sergio y Pato deben asumirlo. Los dos son parte de la casta que con astucia demonizó el candidato pseudojudío recientemente defenestrado por la comunidad israelita por usurpar símbolos sagrados. Y ser de la casta tendrá sus costos, pero tiene el beneficio de un esquema de trabajo donde todos cumplen roles simbióticos y sinérgicos en pos de un objetivo que, por lo general, se logra.
Lo que viene es una pelea sin cuartel entre la casta y “motosierraman”, quien ayer demostró su principal fortaleza en su ruidoso paseo por la costanera correntina. Estaría faltando que la casta haga lo que mejor sabe hacer: reciclarse para perdurar.

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