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Todos con la mira puesta en el 21-F

Moyano estará visibilizando lo que el Gobierno no supo, no quiso o de lo que no pudo ocuparse hasta ahora. Lo que el Gobierno anterior generó en gran medida. Y a lo que el sindicalismo no se abocó mayoritariamente.

Por María Herminia Grande

Nota publicada 

en infobae.com

Pasó la reunión de Chapadmalal. Todas las miradas están puestas ahora en lo que acontecerá este miércoles. Un gran conocedor de estas lides me decía: “La pelea M versus M será a 150 rounds y no habría que descartar que en medio de esta larga contienda haya algún acercamiento”. El jueves será un día de lecturas diversas, pero no de cambios. La mitad de la platea está esperando un nocaut para el hombre que ostentó el mayor poder sindical en los últimos 15 años: Hugo Moyano. La otra mitad no deja de mirar esperanzada la posibilidad de encontrar en este emergente un poder tutelador de sus padeceres. Lo cierto es que, más allá de la puja por intereses personales que puedan tener el presidente Mauricio Macri y el sindicalista Moyano, el telón de fondo es el de un conflicto social que los supera.

La gran pregunta es por qué la dirigencia gremial ha dejado solo a Moyano. Dentro de la variada gama de explicaciones pueden aparecer viejos enconos hacia un gremio que, en ejercicio pleno de su poder, ahogó a otras organizaciones gremiales al quedarse con sus afiliados. Otra de las explicaciones puede pasar por situaciones personales de cierto sindicalismo que por los más variados motivos necesita tener un gesto con el Gobierno. Solamente un ejemplo: ¿Cuál era la necesidad del secretario general de Suteryh, Víctor Santa María, quien a su vez es presidente del PJ porteño, de salir anticipadamente a desvincularse de la convocatoria del 21F? Teniendo en cuenta además, que la columna de trabajadores de edificios nunca fue de las más numerosas.

Parece el presidente Macri decidido a terminar con el poder de Moyano. Mientras la Justicia dispuso el levantamiento del secreto fiscal y bancario sobre las cuentas del sindicalista y su entorno, Moyano arremete y puede en este conflicto subir un escalón no pensado en esta instancia por el camionero; en soledad, convertirse en el decidor de los problemas más acuciantes que vive un sector de la sociedad, que no encuentra quién la represente. Es verdad que Hugo Antonio Moyano soñó con la idea presidencial. Luego, puso su adrenalina en el fútbol. Y hoy se abre una instancia de final abierto.

Todos estarán mirando lo que ocurrirá hoy. El Presidente y su gabinete. Sus pares. Los que lo acompañan y los que lo miran por televisión. El peronismo y también otros partidos políticos. En definitiva, hoy Moyano estará visibilizando lo que el Gobierno no supo, no quiso o no pudo hasta ahora ocuparse. Lo que el Gobierno anterior generó en gran medida. Y a lo que el sindicalismo no se abocó mayoritariamente: los pobres, los desocupados, los trabajadores en negro, los jubilados, los ni ni.

También estará presente en el 21F la problemática de un interior que aparece no comprendido por el poder central. Sectores del Gobierno desmienten lo recién planteado y dicen que en realidad se trata de un problema comunicacional. Esto puede ser cierto, sucede que, cuando el Presidente habla, como el sábado último, en Chapadmalal, y muestra su satisfacción a la hora de la implementación de la tarjeta Sube y el beneficio que trae al bolsillo de los más necesitados porteños y bonaerenses, después de la General Paz hay muchos necesitados que esperan el mismo tratamiento, como también esperan tarifas que no dupliquen o tripliquen las de los bonaerenses. Un país que se precie de federal debe tener un gobierno que lo represente desde la gestión.

No debieron haber pasado desapercibidas las declaraciones realizadas por un importante hombre de la industria argentina, que no fueron ni desmentidas ni corregidas. ¿De qué se trata? El 29 de enero de 2018, Cristiano Rattazzi dijo: “Dentro de 10 años, cuando haya crecido todo, cuando esté funcionando todo, con un país abierto, con intercambio abierto, pueden empezar a subir en serio los salarios”. La pregunta es: ¿Rattazzi fue un adelantado y expresó la dirección política del Gobierno? ¿Es el sentir y el deseo de la fabril argentina? ¿Son declaraciones a título absolutamente personal? Lo cierto a hoy es que encorsetar la discusión salarial a un 15% sin cláusula gatillo, en un país en el que el primer trimestre consumirá el 50% de la inflación pautada para todo el año, lleva a inferir que el tema económico tiene que resolverse con el achicamiento del poder adquisitivo de los asalariados, y por ende y mucho más, de los trabajadores sin representatividad. Haya sido o no esa la intención de Rattazzi, la realidad es que un país con el déficit fiscal y comercial de Argentina, más el ahogo inflacionario, el alto nivel de endeudamiento y los intereses correspondientes, termina con todo lo conquistado.

Otra observación es que los aumentos salariales en esta realidad lejos están de producir inflación, dado que se destinan en general a pagar tarifas o a buscar recuperar en algo el consumo perdido. No hay que olvidar que nuestro país tiene casi la mitad de los salarios por debajo de la línea de pobreza.

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