Nunca postergó sus broncas, y se las dijo cuando debía y donde se debe. Hasta las canciones de protesta dieron por tierra con los “empellones” del poder, porque cuando el pueblo canta se “caen las caretas”.
Sucede que ahora, fue justamente él, especialmente la juventud que dijo basta de los mismos corruptos de siempre. Pero a veces el remedio es mucho más dolorosa que la enfermedad.
Un ajuste con todas las de la ley, y no gradual sino de golpe y sin calmantes, de pronto lo cambia todo. Y allí, empezamos a darnos cuenta cuánta gente cae estando en el último peldaño de abajo; mucho más abajo aún es la realidad.
Muchos pero no tantos, han sido que en su historia, nos escatimaron palabras por nombrar a la pobreza por su nombre, y muchos los autores que se la jugaron.
Resulta que veníamos consecuentes del golpe de gracia de Walt Street, que afectó el mundo entero. Justamente también nosotros, aún autoritarios como “Granero del mundo”, en los años 30´.
La comida por el dinero cantante y sonante. Y, fue el tango, consustanciado con la necesidad del pobrerío que en letras presionando con el 2x4, para hacer llegar nuestro reclamo mucho más fuerte.
Uno de los más celebrados, el joven rubio, Enríque Cadícamo, reaccionó con una obra que allí pegadito aprovechó la vigencia y consternación de la bronca, componiendo la música con José María Aguilar, cuyo título lo dice todo: “Al mundo le falta un tornillo”, estrenado en 1932.
Parodiando su impronta hoy buscamos un “mecánico que logre arreglarnos”; también nosotros buscamos y buscamos, más aún cuando la gente que más sufre es la que produjo el cambio, los jóvenes hastiados del prebendario poder.
Tomamos un fragmento, para compartir el “mazazo” de su mensaje, aplicable a cualquier época, en tono de humor filoso y espontáneo.
“Hoy se vive de prepo y se duerme apurao / y la chiva hasta a Cristo se la han afeitao… / Hoy se lleva a empeñar al amigo más fiel, / nadie invita a morfar… todo el mundo en el riel. Al mundo le falta un tornillo..! / Que venga un mecánico Pa´ver si lo puede arreglar…”/
Las rancheras conformaban parte del repertorio que ofrecían los tangueros, que tampoco en ese ritmo entre campo y ciudad, eran ajenas a la urgente necesidad de los magros bolsillos. Así lo compusieron Ivo Pelay con Francisco Canaro en 1933: “Dónde hay un mango...?”
“Al mundo le falta un tornillo”.! Por favor, urgente, alguien que lo repare, si es que todavía hay solución..!
“Nadie sabe dar razón / y del seco hasta el bacán, / todos en plena palmera, / llevan la cartera / con cartel de defunción / y jugando a la escondida, / colman la medida de la situación.” /
Pero como rito sagrado, si bien compuesto en 1934, cantado por Sofía “La Negra” Bozán, la maestría de Enríque Santos Discépolo se impone con su “Cambalache” eterno.
“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos / seis y en el dos mil también, que siempre ha habido chorros, / maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé / Pero el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente, ya / no hay quien lo niegue , vivimos revolcaos en un merengue y en / un mismo lodo todos manoseaos ..! / Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, / sabio, chorro, generoso, estafador..! Todo es igual, nada es mejor, / lo mismo un burro que un gran profesor..! / No hay aplazaos ni escalafón, / los inmorales nos han igualao. / Si uno vive en la impostura / y otro roba en su ambición / es lo mismo que si es cura, / colchonero, rey de bastos, / caradura o polizón. “/
Las verdades dichas o cantadas de nuestros errores, es un ejercicio de autocrítica que no logramos aprenderlos de memoria. Somos frágiles de ella. Y nos cuesta el sacrificio de levantarnos por sí mismos porque las malas costumbres nos regalan siempre el perdón de nuestros pecados.
Ahora, las estamos pagando con sudor y lágrimas con los deshechos que va dejando la “motosierra”. Pero nos demuestra que la experiencia de los malos momentos, no nos han servido para nada. Ahora, que con el nuevo año, están regresando los políticos postulantes de siempre para vendernos un buzón, pueblo acostumbrado a la irrealidad del cotillón,
Ya no es una cuestión de inmoralidad sino de amoralidad. Nos queda como dice Enríque Cadícamo, necesitamos urgente un mecánico que pueda arreglarnos, porque si al mundo “le falta un tornillo” respondamos con cordura.
No olvidemos que las palabras generan acciones, y en época de contiendas, estamos acostumbrados a prometer cosas y no cumplirlas jamás.
Sino ya hubiéramos sido ese país que siempre soñamos, la historia hubiese sido diferente. Nuestra suerte se hubiese apiadado de nosotros, y no morir aplastados por una Factura de Luz, o remedios volando por las nubes.
“Al mundo le falta un tornillo”..! Por favor, urgente, alguien que lo repare, si es que todavía hay solución..!