Galantini se sacó las ganas en medio de las frenéticas negociaciones que por la reforma constitucional (con reelección) llevan adelante los partidos con representación parlamentaria, puja donde es parte interesada por sus aspiraciones de postularse a la Gobernación 2005. En ese contexto, sus explosivas declaraciones de ayer -primero por Radio Dos y luego ratificadas a este diario- constituyeron un nuevo mensaje a los sectores justicialistas que rechazan la “re” porque ven al vice como segundón de Colombi sin reparar en el padrinazgo nacional del que hace gala el casereño merced a su amistad con el ministro del Interior, Aníbal Fernández.
Con sus objeciones, Galantini volvió a demostrar que está dispuesto a romper su sociedad electoral con el radicalismo con tal de ser candidato. Sólo de esa manera se explica que haya atacado tan descarnadamente a su compañero de fórmula, al que responsabilizó por el comportamiento errático del Gobierno sin hacer cargo de esas falencias a los funcionarios peronistas del gabinete. “Se trata de diferentes criterios, no digo que el Gobierno esté sin rumbo, pero sí que le cuesta encontrarlo en algunos aspectos como pobreza, salud, salarios”, espetó el segundo de a bordo del Poder Ejecutivo, sin reparar en el perjuicio que sus definiciones seguramente causarán en la cada vez más sensible epidermis radical.
Por momentos, el vice pareció un referente opositor, aunque por otro lado buscaba atemperar el efecto de sus dichos con añadiduras como “es cuestión de criterios y son respetables todas las posiciones”. Sin embargo, después de cada pequeña dosis de anestesia volvía a inocular veneno en estado puro acicateado por sus entrevistadores de la Dos, que aprovecharon la tónica de las manifestaciones galantinistas para acentuar la imagen de fractura que por estos días exhibe la alianza gobernante.
Galantini no desmintió la potencial escisión sino al contrario, pues admitió con todas las letras la posibilidad de que justicialistas y radicales tomen caminos diferentes en 2005 en tanto persists la incompatibilidad de intereses que se consolida a pasos agigantados en medio de la pelea por la reelección, que dará lugar a una futura pelea por la principal candidatura. En ese sentido, asintió cuando le preguntaron si la brecha que divide a los aliados del Frente de Todos crece proporcionalmente a los yerros cometidos por el titular del Ejecutivo en materia de justicia social, “una bandera que no la puede tomar cualquiera”, advirtió.
Se notó en las palabras del vicegobernador una tendencia a separar las aguas en la gestión de gobierno, pues sin vacilar afirmó que las riendas del poder están “en manos de un radical” y que si bien “en esta administración todos los aliados tenemos libertad para pensar diferente, el único que decide es el gobernador. Yo no le puedo decir lo que tiene que hacer como él a mí tampoco me dice lo que debo decidir en la Legislatura”, fundamentó.
Tan tajantes fueron las consideraciones del vice acerca de la posible ruptura del Frente de Todos que al final descartó que una división entre los actuales componentes de la alianza gobernante vaya a significar “algún peligro para la Provincia” en el orden institucional.
Al final, se guardó algunos párafos elogiosos para Proyecto Corrientes, flamantes socios del justicialismo en San Cosme. “Se trata de una alianza municipal pero es posible que el año próximo volvamos a coincidir porque tenemos muchos puntos en común con ese sector. A veces en la Legislatura, por cuestiones estratégicas no pudimos coincidir en la votación pero después de todo uno de los máximos referentes de Proyecto Corrientes es un peronista, Gustavo Canteros”, concluyó.