El viernes de la semana pasada, 5 de agosto, falleció a los 91 años María Hilda Gehan de Lombardo, una mujer que dedicó su vida a la docencia, contribuyendo a la educación y formación de varias generaciones de correntinos, y a las obras de bien público, a través de una comprometida tarea como integrante de las comisiones del Hogar de Ancianos “Juana Costa de Chapo” y el Cotolengo “Don Orione” de Itatí.
María Hilda Gehan nació en Corrientes el 15 de febrero de 1913. Cursó estudios secundarios en la Escuela Normal “Juan Pujol” de esta ciudad y luego se recibió de Profesora Nacional en Letras en la Escuela “José Manuel Estrada”, ambas de esta ciudad. Se desempeñó como docente en diversos establecimientos educativos de Corrientes; ya casada compartió sus actividades entre la cátedra docente y el hogar, con sus tres hijas. Además de las tareas benéficas en favor de los más necesitados.
Retirada de la vida activa vivió su ancianidad rodeada del cariño de sus diez nietos y catorce bisnietos. En el otoño de sus días, María Hilda Gehan de Lombardo recogió los frutos de una trayectoria prolífica, que propios y extraños supieron reconocer y valorar.
El desgaste físico propio de la vejez la obligó a guardar cama por largos meses hasta que la semana pasada se apagó su vida, pero la estrella de su actitud ejemplar sigue alumbrando el camino de los correntinos.
María Hilda Gehan nació en Corrientes el 15 de febrero de 1913. Cursó estudios secundarios en la Escuela Normal “Juan Pujol” de esta ciudad y luego se recibió de Profesora Nacional en Letras en la Escuela “José Manuel Estrada”, ambas de esta ciudad. Se desempeñó como docente en diversos establecimientos educativos de Corrientes; ya casada compartió sus actividades entre la cátedra docente y el hogar, con sus tres hijas. Además de las tareas benéficas en favor de los más necesitados.
Retirada de la vida activa vivió su ancianidad rodeada del cariño de sus diez nietos y catorce bisnietos. En el otoño de sus días, María Hilda Gehan de Lombardo recogió los frutos de una trayectoria prolífica, que propios y extraños supieron reconocer y valorar.
El desgaste físico propio de la vejez la obligó a guardar cama por largos meses hasta que la semana pasada se apagó su vida, pero la estrella de su actitud ejemplar sigue alumbrando el camino de los correntinos.
