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Berón de Astrada: optimismo de arroceros, pero no por retenciones

Por El Litoral

Viernes, 10 de septiembre de 2004 a las 21:00
Berón de Astrada es una zona donde se trabaja por la expansión de la actividad arrocera.
BERON DE ASTRADA (e). El sector agropecuario de nuestro país debió atravesar en estos últimos años una crisis económica y en esta provincia no permanecieron indiferentes. Para contrarrestarla, en la zona de Berón de Astrada continuaron trabajando para ampliar la cantidad de hectáreas sistematizadas. Además, con el nuevo panorama tras la diferencia cambiaria y la gran posibilidad de nuevos mercados, las proyecciones son alentadoras para esta parte de la provincia.
Sin embargo una de las principales quejas de las arroceras tiene que ver con las retenciones que se ejecutan desde el Estado: la parte impositiva en este tema es uno de los inconvenientes que le quita competitividad a la empresa.
El Litoral visitó recientemente la zona para conocer más de cerca la actividad, que si bien no es la de mayor desarrollo en la provincia, aspiran a poder alcanzar el esplendor que posicionó a Berón de Astrada después de las principales localidades correntinas productoras de arroz.
En la arrocera Dinaluca SA brindaron información al respecto. Allí, el personal de planta permanente llega a las 40 personas, muchas de esta zona, número que se incrementa hasta cerca de 75 en el período de cosecha y siembra (el 70 % oriundos del paraje Yahapé, el resto de Berón de Astrada y de Itá Ibaté).
En la oportunidad, señalaron que ante los años difíciles ampliaron las hectáreas sistematizadas, pasando de 2.500 del año pasado a 4 mil. Esto forma parte de un plan de comercialización que tiene como objetivos ampliar su mercado interno hacia el sur, incrementar su exportación a Brasil e insertarse en Bolivia, Chile y Perú.
Para lograr estos proyectos realizaron envíos y estudios de mercado a los países que serían sus potenciales clientes, pero como sus propósitos van más allá de vender un producto, en esta campaña realizaran un ensayo de aproximadamente 30 variedades de arroz que serán monitoreadas en forma conjunta con el Epagri de Brasil. Un estudio que está empezando a dar resultados en cuanto a su adaptación al clima y suelo de esta zona, lo que potenciaría el rendimiento y la calidad del arroz que producen.
Salta, Jujuy, Formosa, Santa Fé y Chaco, son algunas de las provincias que adquieren su producción. “Un mercado interesante por su población es Buenos Aires, aunque ahí tenemos una leve desventaja con respecto a los productores de Entre Ríos por el tema de fletes”, señala Alejandro Morelli encargado del área de comercialización, quien agrega: “También estamos negociando con cadenas de supermercados en el sur del país”.
Actualmente, 700 toneladas son las que mensualmente se dirigen a distintas regiones de Brasil, donde son 180 mil personas las que limitan con esta provincia y que tienen un déficit de producción de arroz. Por eso, tienen que importarlo de Tailandia, Vietnam o de Estados Unidos. Pero esto encarece los costos por los incrementos que sufrieron los fletes marítimos, sin contar la imprecisión en la llegada de los envíos.
Sin embargo la situación favorece a la empresa instalada en Berón de Astrada: su posición geográfica le permite llegar en un tiempo máximo de 48 horas con el pedido.

PROBLEMA

Si bien las expectativas de producción son buenas, la parte impositiva es uno de los inconvenientes que le quita competitividad a la empresa. Esto tiene que ver con las retenciones a la exportación que le realiza el Estado, el cual tiene que posteriormente devolverle el concepto del IVA, que si bien se esta llevando a cabo no es con la periodicidad que tendría que tener. “Esto provoca que Uruguay por ejemplo, que es un gran productor de arroz, pueda ofrecerle a Brasil un mejor precio que nosotros, porque ellos no tienen las obligaciones impositivas que las empresas argentinas tienen”, dice Alejandro Morelli
El cambio en la política tributaria beneficiaría con solo ser un poco más dinámica, pues con las demoras del Estado en devolverle el dinero que la empresa abona por la transacción comercial, hace que se incrementen los precios para vender, quitándoles posibilidades. Sumándose el costo de la compra de productos que se adquieren en dólares y con pago adelantado.

(Informe de Cynthia Casco).

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