Enviada Especial
((((EL Dato))) Doña Severa, esposa de Benjamín Herrera, es la partera del paraje Galarza. Durante su vida vio nacer a una cantidad considerable de niños.
La Ruta Provincial Nº 41 ofrece a su paso un paisaje donde abundan la vegetación autóctona, plantaciones y ganado. Una naturaleza que luego se conjuga con un puñado de viviendas que oficia de antesala a la distinguida Laguna Galarza. Con ella, el paraje no sólo comparte su nombre sino también las miradas de los turistas que arriban a esa área de la Reserva Provincial del Iberá.
Es que allí se desarrolla, en especial, el turismo rural; una propuesta para conocer, disfrutar y relajarse que va más allá de paseos en canoas, avistaje de animales, cabalgatas. Los visitantes al recorrer el lugar pueden observar también la idiosincrasia de una población reducida que, en su mayoría, está ligada a la familia Herrera.
Benjamín, quien se identifica como uno de los más ancianos del lugar, asegura que es padre de trece hijos y que son de ellos casi todas las casas vecinas. "Los otros apellidos que podes encontrar acá son los de mis nueras", dice sonriendo Don Herrera a El Litoral. Aunque aclara que "no todos están acá porque varios se fueron por falta de trabajo".
Sucede que hasta ahora las tareas en el campo u otras "changuitas" son las principales fuentes de ingreso de los lugareños. "Yo trabajé 35 años como peón rural", afirma Herrera.
Recién en los últimos tiempos el turismo comenzó a avizorarse como una alternativa económica, generando expectativas en la comunidad.
"Hay algunos turistas que pasan directamente a la estancia San Lorenzo, otros vienen y hacen preguntas", comenta Benjamín, reconociendo que aún no lograron insertarse en el desarrollo turístico. Sin embargo, esperan forma parte de esa industria sin chimeneas en un futuro no muy lejano. Es que la actividad está siendo impulsada por el Gobierno de la Provincia a través de la Subsecretaría de Turismo con la provisión de servicios básicos y en la atención para los visitantes a fin de que éstos preserven los recursos naturales.
Por eso en el acceso norte a los Esteros del Iberá se están desarrollando desde abril las obras para que el Paraje Galarza pueda contar con energía eléctrica. Mientras que en breve comenzará a funcionar una Sala de Primeros Auxilios. "Ahora, cuando necesitamos atención médica urgente nos lleva el guarparque, o la empresa Limsa nos presta la ambulancia", señala una de las nueras de Don Herrera.
En materia turística, específicamente, el último jueves se inauguró un Centro de Interpretación para instruir a los turistas en el disfrute de la naturaleza pero siempre conservando el ambiente. Se trata de una oficina que fue desarrollada pensando en el gran número de visitantes que irán a contemplar la naturaleza que abraza a la laguna Galarza.
Ese crecimiento es el que esperan desde las orbitas provinciales para que el turismo se convierta en una fuente laboral en la zona.
Sucede que las carencias no son pocas, techos nuevos y edificaciones más acordes para grupos familiares numerosos son tan sólo algunas. A éstas se suman la falta de recursos que permitan a los chicos continuar sus estudios o simplemente suplir determinadas necesidades básicas.
Si bien las circunstancias en las que habitan no son las ideales, los lugareños manifestaron -durante la inauguración del Centro de Interpretación- que "acá la vida es tranquila". Es cierto, los ruidos más fuertes son los ladridos de los perros que anuncian la llegada de visitantes, los muros y las rejas no existen: sólo una cerca que delimita cada hogar.
Esa calma combinada con la belleza natural del paisaje es lo que paraje Galarza brinda a todos aquellos que lleguen hasta allí, donde el paisaje gauchesco se entrelaza con el encanto de la naturaleza de la zona.