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Cristian Velázkez, actor, director y gestor del clan Payamédicos

Por El Litoral

Viernes, 17 de diciembre de 2010 a las 21:00
Cristian Velázkez y su grupo de payamédicos.
Cristian Velázkez nació en Santa Fe pero hace años está radicado en Corrientes. El polifacético hombre de las artes escénicas, como actor y director, participa activamente en una disciplina de la Medicina alternativa que calma los males del cuerpo con el placebo de la sonrisa. Es que el grupo “Payamédicos” se esmera en concordar el profesionalismo de los galenos, con el manejo emocional tan necesario para equilibrar el modo sutil y valedero de sobrellevar una enfermedad y recuperar la salud.
Y hoy, a las 18, Payamédicos Corrien-tes realizará en la peatonal Junín la “Cuoremarcha”, que tiene como objetivo difundir con alegría la importancia de la donación de órganos, haciendo énfasis en la vida, enfocando en lo maravilloso que es ver a los chicos trasplantados y también a los que están aguardando la llegada del órgano. Saldrá desde plaza Cabral hasta plaza Vera y luego hará el recorrido inverso.
Se trata de una de las tantas actividades del grupo, que debe remontarse no obstante a la historia de Cristian que comienza en una butaca de cine porteño.
“En la secundaria, todavía en Buenos Aires, me metí en un grupo de teatro y actúe por primera vez con la obra ‘El herrero y el diablo’. Cuando comenzaba el 3º año mis padres se trasladaron a Corrientes, desde ese tiempo hasta ahora siempre me interesó la justicia social, y la igualdad para el bienestar de todas las personas. Conocí a Angel Quintela, para mi uno de los máximos referentes del teatro correntino y dirigido por él hice ‘Los indios estaban Cabreros’, luego conocí a otro ángel, el querido Raúl Sorabella” dice a El Litoral.
En el año ‘86, la obra “Los indios...” viajó a Buenos Aires y con ella, Cristian a participar del festival de teatro que se hacía en el Cervantes. “Me quedé e ingresé al Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Allí con el maestro Jorge Aimetta, conocí lo que es ser un asistente de dirección y me fui acomodando en el puesto. Al tiempo continúe participando de espectáculos junto a Raúl y Ricardo Thierry. Buscaba el mejor profesor de teatro y fui con Carlos Gandolfo, ese maestro me enseño una filosofía de vida volcada al teatro, y comencé un camino espiritual que me llevó a anhelar algún día la posibilidad de fusionar el arte con la salud”, sigue.
“Formamos junto a mi hermano, también actor, el grupo ‘¡Que fenómeno la gorda!’ en homenaje a Pepe Biondi, escribíamos y llevábamos a escena obras infantiles, también para padres, ya que allí poníamos todo lo que habíamos disfrutado de los ídolos de nuestra infancia: Biondi; Marrone; Bala; Kadaragian.
Luego vinieron algunas participaciones en el programa de TV “Peor es nada” con el genial y generoso Jorge Ginzburg; hace unos meses Alejandro Barboza (actor y director correntino) me hizo reír al decirme que me vio en el canal Volver.
Nunca di un beso en escena, todavía estoy a tiempo de conocer esa experiencia pero tuve que desnudarme, cuando me llamaron de urgencia, para hacer un reemplazo en ‘La lección de anatomía’, eso sí que fue divertido. Salí a hacer lo que en teatro se conoce como ‘un toro’, ensaye todo un día y a la noche hice la función, y seguí por un mes más”, agrega.

Terapia de la risa
“Hace unos años, amigos del ambiente me dijeron que estaban entrenando una técnica muy interesante con Walter Velázquez, mi hermano, así que lo llamé, interesado en eso del clown.
Estaba estudiando dramaturgia con el maestro Maurico Kartum, quería hacer una obra con las ideas que me rondaban hace rato por la cabeza, si bien ya había escrito y representado algunas. En el 2001 no pudiendo soportar la situación del país, ya devastado por el neoliberalismo, que algunos pocos aun extrañan, me puse a escribir en otro curso de dramaturgia un texto con un amigo Martín Casas, como una forma de decir ‘que se vayan todos’; así estrenamos ‘Zapatillas colgadas del cable de la luz’, que nos dio grandes satisfacciones en Buenos aires y en Rosario.
De mi primer maestro-hermano pase a Marcelo Katz y a Raquel Sokolowick, una de las profesionales que trajo el clown a la Argentina, la otra es Cristina Moreira, con quien este verano si Dios quiere voy a estar entrenando y aprendiendo mucho más.
En el 2007 volví a Corrientes, hacía 26 años que no venía, en verdad me sentía algo triste por ahí y no me daba cuenta que necesitaba volver. Junto a Emilio y Jorge López Desimoni estrenamos el espectáculo revisteril ‘La revista no oficial’ en el Teatro Vera. Al tercer mes, Javier Luquez Toledo me presenta a la doctora Analía Scarafia por ese entonces directora del Hospital ‘Avelino Castelán’ de Resistencia, que tenía la generosa idea de formar un grupo de Médicos de la Risa, me llamaron para que me haga cargo de la creación del mismo. Comencé a investigar y así me entere que en Argentina existe Payamédicos, una asociación civil sin fines de lucro que fue creada por el doctor José Pellucchi y la licenciada Andrea Alvarez”.
Formado con ellos en Buenos Aires, Cristian funda el grupo Payamédicos en el Chaco (hoy suman tres) y uno en Corrientes que va por su segunda generación. Es formador en el NEA y profesor itinerante, integró a Posadas (Misiones) y el año entrante incorpora a Formosa, Entre Ríos, Santa Fe y Río Cuarto (Córdoba).

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