Todos podemos ver que, cada vez cuesta más ca-minar por las veredas de nuestra ciudad y no por nuestras dificultades físicas, sino por el calamitoso estado en que se encuentran las mismas.
Para poder desplazarse por nuestras espantosas veredas hay que estar muy atentos, bien despabilados y con la cabeza baja, para poder observar los niveles y desniveles, las baldosas flojas, las faltantes, los pozos, las depresiones, rampas y trampas, de tal manera que caminar se transforma en una riesgosa aventura con los imprevistos de tal.
No hay zonas libres de obstáculos, en toda la ciudad ocurre lo mismo, y sumado al estado físico de las veredas encontramos los condimentos que los desaprensivos de siempre le agregan: como deshechos de perros, basura suelta o amontonada, escombros y falta de limpieza en general.
La historia de la especie humana supone, que el hombre en el transcurso del tiempo se fue civilizando y culturizando, pero evidentemente no siempre es así, hay dentro del grupo, (algunos, muchos), “cruza con cangrejos”, que en lugar de adelantarse retroceden y son cada vez mas elementales y primarios en sus comportamientos.
Se avanzan en legislaciones protectoras de los más necesitados, como los que tienen alguna minusvalía y se articulan sus derechos a integrarse a la sociedad toda, pero, sólo queda en la letra, el discurso y la poe-sía.
Nadie con la más mínima discapacidad, ya sea, vi-sual, motriz o de decadencia, puede caminar con libertad y seguridad por las veredas correntinas. Se corren constantemente serios peligros de no poder avanzar y en el peor de los casos, lastimarse en el intento.
Y todo esto a pesar de las reglamentaciones municipales existentes, en cuanto a “veredas de mosaicos” obligatorias, “antideslizantes y niveladas”; nada de eso se cumple, ni de mosaicos, ni antideslizantes (cuando tienen mosaicos) y menos niveladas, ya que cada uno le da el aspecto y el nivel que le conviene. Encontramos escalones, rampas, pozos, veredas inexistentes, obstaculizadas, con basura, con escombros, con cacas, con yuyos, con vallas de edificios en construcción que avanzan sobre el camino peatonal, etc.
¿Y los controles? Porque todo esto ocurre porque no hay control de ningún tipo, ni antes, ni después de hacer las veredas y tomar los niveles, para obligar, rechazar o reformar, de acuerdo a lo que se debe hacer.
Todo es falta de control, y lamentablemente esto ocurre en todos los aspectos de la vida ciudadana, anarquía por falta de controles, ya que sabemos que hay que controlar para que podamos tener orden y calidad de vida superior.
Hasta el martes que viene, si Dios quiere.