En agosto del año pasado Corrientes fue noticia en el país tras conocerse detalles del salvaje asesinato del ganadero Horacio Rodríguez Videla, de 65 años, que fue descuartizado en una vivienda de la localidad de Goya. Como autor del crimen permanece detenido Carlos Lerena, propietario de una carnicería.
Según el informe forense, la víctima fue golpeada en la cabeza en cuatro oportunidades con un objeto contundente, que se supo era una llave inglesa. También recibió al menos cinco puñaladas en el pecho que le provocaron la muerte.
Fuentes ligadas a la pesquisa señalaron a El Litoral que el crimen fue perfectamente planificado por Carlos Le-rena. “Pretendía quedarse con el dinero y hacer creer que Rodríguez Videla se había fugado con la importante suma en efectivo. Sólo le faltaba deshacerse del cuerpo”, explicó la fuente que dio a conocer datos precisos y cronológicos de la historia que reveló una trama con características similares a la de una novela policial.
De acuerdo a la investigación y las declaraciones de los testigos, Lerena se encontraba atravesando una difícil si-tuación económica y para afrontar la deuda que mantenía con el empresario mercedeño debió recurrir a una financiera que opera en Goya. El lunes 2 de agosto, por la mañana, hipotecó su casa y retiró $170.000. Los gastos de escribanía redujeron el monto a $167.000. Luego Lerena se co-municó por teléfono con el consignatario ganadero y le dijo que ya tenía la plata.
El martes, alrededor de las 10.30, Rodríguez Videla se subió a su automóvil Toyota Corolla y partió hacia Goya. Llegó cerca de las 12.30 y se detuvo en una estación de servicio ubicada en el acceso Norte de la ciudad. Allí se en-contró con Lerena que lo convenció de ir a su domicilio en su vehículo con la promesa de que lo traería de regreso una vez que se concretara el pago.
Juntos llegaron a la vivienda ubicada en calle Agustín P. Justo al 300, ingresaron y en living el dueño de casa hizo entrega de un bolso que contenía $167.000.
El ganadero mercedeño firmó el recibo y con su teléfono celular hizo una llamada a Buenos Aires, para informar que la deuda fue saldada. Se presume que tras cortar la comunicación, Lerena le propinó cuatro golpes en la cabeza con una llave francesa y le asestó cinco puñaladas en el tórax. Consumada la muerte, el carnicero hizo su trabajo. Descuartizó el cuerpo de la víctima como si fuera un animal. Realizó el trabajo rápidamente sabiendo que su esposa e hija, que habían viajado a la capital correntina, regresarían por la noche.
“El homicida quería utilizar ese dinero para pagar la hipoteca de la casa y saldar la deuda que tenía con el ganadero. Por eso le hizo firmar el recibo a la víctima”, precisó la fuente.
El carnicero, que compraba y vendía animales, colocó los restos del empresario ganadero dentro de bolsas de consorcio. Se estima que la idea era deshacerse del cuerpo arrojando las bolsas al río. Hasta ahora es un misterio el motivo por el cual no llegó hacerlo.
Según el informe forense, la víctima fue golpeada en la cabeza en cuatro oportunidades con un objeto contundente, que se supo era una llave inglesa. También recibió al menos cinco puñaladas en el pecho que le provocaron la muerte.
Fuentes ligadas a la pesquisa señalaron a El Litoral que el crimen fue perfectamente planificado por Carlos Le-rena. “Pretendía quedarse con el dinero y hacer creer que Rodríguez Videla se había fugado con la importante suma en efectivo. Sólo le faltaba deshacerse del cuerpo”, explicó la fuente que dio a conocer datos precisos y cronológicos de la historia que reveló una trama con características similares a la de una novela policial.
De acuerdo a la investigación y las declaraciones de los testigos, Lerena se encontraba atravesando una difícil si-tuación económica y para afrontar la deuda que mantenía con el empresario mercedeño debió recurrir a una financiera que opera en Goya. El lunes 2 de agosto, por la mañana, hipotecó su casa y retiró $170.000. Los gastos de escribanía redujeron el monto a $167.000. Luego Lerena se co-municó por teléfono con el consignatario ganadero y le dijo que ya tenía la plata.
El martes, alrededor de las 10.30, Rodríguez Videla se subió a su automóvil Toyota Corolla y partió hacia Goya. Llegó cerca de las 12.30 y se detuvo en una estación de servicio ubicada en el acceso Norte de la ciudad. Allí se en-contró con Lerena que lo convenció de ir a su domicilio en su vehículo con la promesa de que lo traería de regreso una vez que se concretara el pago.
Juntos llegaron a la vivienda ubicada en calle Agustín P. Justo al 300, ingresaron y en living el dueño de casa hizo entrega de un bolso que contenía $167.000.
El ganadero mercedeño firmó el recibo y con su teléfono celular hizo una llamada a Buenos Aires, para informar que la deuda fue saldada. Se presume que tras cortar la comunicación, Lerena le propinó cuatro golpes en la cabeza con una llave francesa y le asestó cinco puñaladas en el tórax. Consumada la muerte, el carnicero hizo su trabajo. Descuartizó el cuerpo de la víctima como si fuera un animal. Realizó el trabajo rápidamente sabiendo que su esposa e hija, que habían viajado a la capital correntina, regresarían por la noche.
“El homicida quería utilizar ese dinero para pagar la hipoteca de la casa y saldar la deuda que tenía con el ganadero. Por eso le hizo firmar el recibo a la víctima”, precisó la fuente.
El carnicero, que compraba y vendía animales, colocó los restos del empresario ganadero dentro de bolsas de consorcio. Se estima que la idea era deshacerse del cuerpo arrojando las bolsas al río. Hasta ahora es un misterio el motivo por el cual no llegó hacerlo.
